EL SENDERO DEL ASPIRANTE (I)




El neófito debe saber, que llegar a una escuela Iniciática, significa haber escogido un sendero duro, difícil, y que tendrá que enfrentarse a un mundo, unas ideas, distintas hasta las que en ese momento tenía. Es un camino diferente al mundano y que deberá adaptarse a ideas nuevas, algunas de ellas difíciles de aceptar al principio, porque son contradictorias con lo establecido en su vida hasta el momento.

Ir de la mano de un Maestro que ya tiene experiencia contrastada es importante, porque éste ya conoce la dificultad del camino a recorrer y podrá darte ánimos en las caídas que seguro ocurrirán. Para el aspirante, entrar en el sendero Iniciático, es una decisión libre y personal, y supone pasar del conocimiento intelectual a la realización espiritual. Si realmente viene por curiosidad o porque conocidos suyos lo hayan hecho, abandonará pronto sin duda, ya que la Iniciación espiritual no es un pasatiempo, sino que habrá de imprimir valor y fuerza, constancia que le hará perseverar, e irá entrando poco a poco en un mundo desconocido.

Es frecuente, que mientras más metido haya estado y de acuerdo con las cosas mundanas, profanas y dogmas religiosos, mayor dificultad experimentará al principio. Lo que desde ahora irá aprendiendo, no es para incrementar sus conocimientos intelectuales, sino una instrucción para orientarle hacia su Ser interior y darle a conocer la entidad espiritual que realmente es. Todos sus conocimientos sobre arte, literatura, ciencia, historia, etc., con los nuevos parámetros que va adquiriendo, hará que todo lo anterior se manifieste con formas mucho más hermosas y con los toques Divinos que lo adornan.

Es interesante conocer, que impele al aspirante para dirigirse a este camino espiritual y comenzar sus estudios. Algunos responderán que no es más que el deseo de una evolución espiritual, pero esto no es totalmente cierto, ya que otros muchos no tienen ese objetivo.

Más de uno, se decide en edad bastante adulta y comienza con la idea de mejorar en su profesión o actividad, uniendo la fuerza que estos estudios le proporcionan y descubren, al unirse a los Seres espirituales superiores, y es hacia ellos, donde debe dirigirse el neófito para comprender y valorar lo que recibe, ya que las posibilidades del alma se incrementan y dará por tanto una consciencia mucho más expandida. En realidad, la semilla fue sembrada en una vida anterior y esto que ahora hace, florece y desarrolla lo que ya tiene en estado latente. La unión con otros que van por el mismo camino, hace armonizar las mutuas ideas y objetivos, se apoyan entre sí y aúnan las fuerzas para su progresión.

LAS PRIMERAS PRUEBAS

La causa cualquiera que lleve al aspirante al sendero, debe tener un solo objetivo real: Servir. Al principio, deberá de cultivar la disciplina, para que su ego inferior sea receptivo ante en alma, porque el fuego Divino está en su interior y debe llegar a descubrirlo. El servicio, es el primer paso en la evolución del hombre superior. Hay algunos, que tienen muy claro desde el principio la obra a seguir; otros, reflexionan y dudan a cada paso, avanzando lentamente. Muy pocos van con atrevimiento y a la vez de forma íntima, teniendo los objetivos muy claros. Muchos van con miedo e incertidumbres hacia ese mundo desconocido. Estas diferentes posturas son de gran importancia, para los que supervisen su trabajo y progresión.

Por todo esto, la Escuela Iniciática, es la forma mas rica donde podemos formarnos, aventajando lo que se conoce en el mundo y las escuelas profanas. Ahí, hay almas que realizan su servicio de manera seria y vigilante y por lo general, si se trata de una escuela de probada honestidad y coherencia, el neófito recibirá las respuestas a sus preguntas.

El aspirante en este punto, debe poner freno a sus vehementes aspiraciones de Conocimiento y debe adaptarse a las modificaciones que se van produciendo en su interior, Hay una prueba clara en esta fase, porque piden progreso y se ven arrastrados a muchas influencias contrarias. Algunos lo aceptan bien y otros se sienten frágiles y piden que los liberen de lo que ellos mismos han provocado.

Hay neófitos que dejan escapar la ocasión de su vida, porque están aferrados a su pasado, y el Maestro nunca debe intentar romper ese hilo que le une a lo espiritual, porque es libre de elegir. Son personas que tienen miedo al futuro, causa de asfixia a la verdadera vida y se aparta de toda progresión. No se puede poner a nadie en el sendero ni forzarle a nada, porque la Ley actúa aquí con mayor rigor que en cualquier otro aspecto de la vida y estará esclavizado hasta el fin de sus días. Para atravesar el reino del alma, el aspirante debe dejar por propia decisión, la morada de lo personal y mientras no esté preparado para tomar esta decisión, estará más seguro allá donde se encuentre en su actual encarnación.


(continuará)


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