EL SENDERO DEL ASPIRANTE (V)





El discípulo debe tener la sabiduría necesaria para mantenerse en pie; el respeto de oír; la prudencia viene de la mirada interior y la integridad es necesaria para la palabra. El Discípulo, debe tener Conocimiento y ser capaz de ponerlo en práctica. No mirará atrás ni tendrá orgullo por el progreso realizado. Debe adquirir la aptitud de oír la Verdad, ya que el saber debe adquirirse de fuentes auténticas y tradicionales, cuyo valor esté reconocido.

El poder de la palabra justa exige que el Discípulo sea íntegro, ya que posee la visión y accede a la Verdad de las cosas, y a partir de aquí, surge el poder de la palabra para ayudar a los demás. La Verdad debe brillar a través de él y debe olvidar la opinión de los demás y ser indiferente de lo que piensan. El Discípulo ya está en una nueva cima y debe anunciar lo que percibe desde esta altura, aunque solo sea para los pocos que lo necesitan y lo aprovecharán.

Si sigue el sendero Templario, le serán familiares las grandes personalidades del pasado, filósofos y sabios, enseñantes y reformadores, herederos de la Sabiduría. Esta amplitud de miras, es característica del Discípulo y le ayuda en estos días en que las sectas, religiones y filósofos, apartan a los hombres de la comprensión y la iluminación proveniente de Dios. Las sectas ocultas, luchan duramente contra la Verdad como los organismos cristianos ortodoxos. Así que el Discípulo debe estar por encima de todo esto. Debe poder oír todo, comprenderlo todo y hablar a todos. Debe aprender a guardar silencio en presencia del que combate su don, inspirado en la Verdad Divina. No se puede permitir ignorar las voces de los mensajeros, porque le ayudarán a comprenderse a sí mismo. Con la escucha y comprensión de muchas exposiciones de los espíritus superiores solidamente establecidos, el Discípulo desarrollará en su trabajo una aptitud para abordar los problemas del sendero, apoyándose en un Conocimiento vasto y global.

El Discípulo no dirá que sabe lo que ignora para ganar un reconocimiento que no merece, pero se dará cuenta de que puede adquirir unas responsabilidades relacionadas con el sendero que antes no hubiera creído posible. Pronto se dará cuenta que esto le compensa de los sufrimientos propios de la disciplina y crecimiento que deja tras él. Todo esto, forma parte de las primeras etapas; ahora ya tiene grandes dosis de Conocimiento, pero nunca para alardear de ellos o mostrarse superior.

A partir de aquí, ya habrá un esfuerzo riguroso y de concentración durante mucho tiempo, preparando un nuevo ciclo de revelación. Cuando el Discípulo está preparado, es aceptado, reconocido y admitido. Debe ser así, porque ha encendido su lámpara y no puede ser disimulada ni apagada. Su resplandor brilla en presencia del Maestro y se refleja como un rayo de conocimiento para iluminar las tinieblas del mundo. Ahora su misión, es encender el alma de las demás almas. El contacto con el Maestro es seguro, pero ignorado por el mundo. Su aura es intensa, irradia la espiritualidad y la luminosidad del fuego.

Los Discípulos han estado solos, luchado solos en ese combate secreto, hasta que la Luz del alma brilla en presencia del Maestro y reflejada en el mundo atrae las miradas de los demás Discípulos que andaban desperdigados y comprenderá que estaba espiritualmente unido a éstos hermanos por toda la Tierra; almas llenas de aspiraciones altruistas y que entonan la misma palabra sagrada. Esto es un fenómeno de elevación de la conciencia. No se hace alusión aquí a la masa de seres de la humanidad media, que solo se preocupan del presente y buscan en él su mayor satisfacción. Pensamos en los que su conciencia está despierta y están en el campo de lo oculto o presa de él, perteneciendo a todas las creencias y profesiones. Solo las vibraciones les hará encontrarse y reunirse para el trabajo y el servicio.

Ahora el fuego del Espíritu impregnará todo el Ser del hombre mortal, sosegando los nervios agitados, calmando las voces del deseo y transmutándolo todo en energía espiritual para el servicio. Esa es la mayor conquista ya que coloca al Discípulo en posición dominante en el plano espiritual. También las formas de tentación a las que ha despojado del carácter ilusorio, reaparecen para probarlo de modo más sutil. Al convertirse en una fuerza espiritual dominante forjada por él mismo y para trabajar en su evolución, es una amenaza para las entidades psíquicas que quieren que fracase y no escatiman esfuerzos para conseguirlo. Se esforzarán para desviar al discípulo del sendero que ha elegido con las argucias más ingeniosas, propias de las fuerzas invisibles de las tinieblas. Pero su sabiduría, le hará distinguir lo falso e irreal de lo auténtico. La devoción concentrada en un solo punto y la fuerza para solucionar con valor todas las vicisitudes, le darán la llave mágica para enfrentarse a esta situación.

El Discípulo recordará que: “Los demonios no se atreverán a acercarse, al lugar conde él esté y su voz les hará temblar en las profundidades del abismo”.


Non Nobis


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