LOS SANTOS DE LA ORDEN DEL TEMPLE (VIII)





Como se crea a un santo de la nada

A comienzos de la Edad Media, en España muchos ermitaños fueron transformados en santos locales, sus reliquias y donde moraron se convirtieron en centros de culto. Ahí podemos encontrar a San Isidro Labrador, patrón de Madrid. El fervor despertado por él y su esposa Santa María de la Cabeza, junto con su hijo Illán, no impidió que la jerarquía eclesiástica barroca ocultase la faceta mítica y esotérica de esos personajes creando una cortina de humo, llegando al extremo de separar la filiación de Illán con sus padres, todo esto por estar ellos en connivencia con la Orden del Temple. San Isidro estuvo casado con una santera Templaria y su hijo fue un ermitaño Templario y todo esto debía ocultarse, ya que socorrían a Templarios acorralados por el Islam y veneraban Vírgenes negras, como Nuestra Señora de la Varga, de Uceda (Guadalajara). De todos ellos fue prohibido su culto bajo pena de excomunión y se tardó 400 años en admitir a esta familia en el santoral.

En Francia hubo otra familia de santos Templarios y uno de ellos, Odón de Saint Amand, fue en el siglo VIII Gran Maestre de la Orden, pero su culto fue desapareciendo y la Iglesia los dejó morir en el olvido.

En el centro de Hispania, los musulmanes levantaron una fortaleza llamada Mayrit, donde había una pequeña ciudad mozárabe y a la que los árabes autorizaban a tener culto en dos lugares: La parroquia de la Santa Cruz de extramuros y en la ermita de Santiago el verde, donde veneran a la Virgen negra luego conocida como Señora de Atocha. Fernando III se propone convertir el poblado en villa real por lo que prohíbe comprar terrenos a las órdenes militares, judíos y moros. Después, con Fernando IV se investiga los bienes que los Templarios tenían en Madrid y que éstos fueran entregados a la autoridad real, pero sin embargo, el bibliotecario de Isabel II dice que donde luego sería el barrio de Chamberí, perteneció a la Orden del Temple y hubo un castillo. Hasta el siglo XVI al norte de las murallas medievales de Madrid, había frondosos bosques de encinas y eso duró hasta Felipe II, en que empezaron a talarse para ampliar la ciudad.

Es curioso ver las casualidades de este barrio, cuando por el 1.400 vino a parar la imagen de Nuestra Señora del Temple, procedente de la casa Templaria de Talavera de la Reina (Toledo). Otro barrio llamado de Los Tejares, cambió su nombre por el de Chamberí, en recuerdo de la ciudad francesa de Chambiry por ser de allí María Luisa de Saboya esposa de Felipe V, y fue en esta ciudad donde los Saboya levantaron una capilla para exponer el Santo Sudario cuando lo obtuvieron de la familia Charny, descendiente del Preceptor Templario Godofredo de Charny, a cuya Orden perteneció la reliquia en el medioevo.

Hagamos la observación de que las Vírgenes negras, suplantaron a la Diosa Madre sobre los dólmenes, y eran Vírgenes de la Cabeza herederas de la tradición céltica.

Siguiendo con la historia de San Isidro, se nos dice que nace el 4 de Abril de 1.082, de familia mozárabe, viniendo su nombre del latín Isidoro y se lo ponen en memoria del Arzobispo de Sevilla. En 1.083 coincidiendo con la conquista cristiana de la comunidad y por una gran tormenta, se cae parte de la muralla de la Almedina y en su interior aparece la imagen de Nuestra Señora ocultada al parecer por los cristianos en tiempos de la invasión árabe, con una lámpara de aceite que ardía sin consumirse.

El rey manda que la mezquita se convierta en Iglesia Mayor de Santa María de la Almudena, por lo que el nacimiento de Isidoro queda marcado por una Virgen Negra, mientras que la invención de su leyenda está presidida por Nuestra Señora de Atocha. Su profesión de zahorí, le hace ser devoto de la madre Tierra y vuelca sus fervores en imágenes de Nuestra Señora de Magerit, siempre Vírgenes negras. La imagen de la Almudena actual no es la original sino del siglo XVI, aunque si lo es la de Atocha del siglo XII y es negra.

Las Vírgenes dolménicas fueron a suplantar al monolito esférico de la Diosa Madre que estaban sobre la cabeza del dolmen. Eran Vírgenes de la Cabeza y este es el origen de la advocación mariana de Andujar (Jaén) y otras Cabezas del santuario español. Isidro tiene tres devociones girando alrededor de las Vírgenes negras, lo que esconde una manifestación de la Gran Madre como diosas, mediante tres imágenes negras, que en la Almudena es intuición, en la Cabeza sospecha y en la de Atocha certeza, comprobable aún hoy.

Los Templarios sevillanos, tuvieron entrada a su barrio, el Compás del Temple, en la Colación Mayor de Santa María, presidida por una Virgen de Atocha idéntica a la Virgen negra madrileña.

Estas Vírgenes cuyo culto se extendió por el Mediterráneo con numerosos templos procedentes de Isis, ya que la Madre Tierra es de color negro y vemos como en Lyón (Francia) el templo de la diosa Cibeles quedó en Basílica de Notre Dame de Fourviere y la estatua de la diosa recibió culto hasta el siglo XVI. En Touluse, Palas Atenea resulta consagrada como la Virgen María y así en otros lugares. Por eso, los esoteristas medievales empleaban a propósito el color negro en ciertas imágenes marianas y que para ellos la Virgen negra era al mismo tiempo la María cristiana, la diosa tierra céltica, la Isis egipcia, la Piedra Negra cósmica y la Gran Madre de todas las religiones, el gran principio cósmico femenino del Universo.

Sigamos viendo por qué los clérigos barrocos estaban empeñados en borrar todo posible símbolo Templario asociado a San Isidro. Este nombre, no es más que la deformación mozárabe de Ysidorus (Isidoro), nombre bastante común entre ellos y de toda tradición visigoda por ser, como hemos dicho, el santo Isidoro de Sevilla. Pero resulta que este nombre es aún más antiguo, pues no es más que la cristianización hispano romana del nombre de Isisdorus que significa adorador de Isis, que a su vez la latinización del griego Isis-dorobe: Don de Isis.


(Continuará)


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