LOS DIEZ MANDAMIENTOS Y LOS SEPHIROT VIII





3. NO TOMARAS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO.

¿Cuál es el nombre de Dios?. ¿Yo Seré. ¿Yo Soy por mi mismo?. ¿Yo Soy?.

Cierto es que el nombre de Dios es Yo Soy. Así que cuando se dice "yo soy esto y yo soy aquello", está uno cometiendo un pecado en la tercera esfera. Se nos enseñó que Dios es belleza, bondad y perfección absolutas, así que cuando se dice: Yo soy enfermo, yo soy tonto, etc., cuando se usa el Yo Soy seguido de un calificativo negativo, entonces se está tomando el nombre de Dios en vano, porque uno es hijo perfecto de Dios, creado a imagen y semejanza de Él y por ello debe ser bueno. Sin embargo como estamos profundizando más, llegando al sentido jeroglífico del asunto, hay que decir que en este nivel la idea es incompleta.

Cualquier cosa que siga al Yo Soy, sea buena o mala, es tomar el nombre de Dios en vano. Porque Dios es inefable, está más allá de las virtudes y los vicios. Entonces, la única manera de tomar el nombre de Dios es siendo perfecto, y eso es algo que está más allá de lo bueno y de lo malo. Hay cosas perfectas que son buenas, otras que son malas e igual de perfectas, la perfección no se refiere entonces a la interpretación subjetiva de algo sino a la habilidad, la capacidad de cumplir con sus propósitos, con la inteligencia, con los medios hábiles.

La única manera de entrar en la actividad Yo Soy verdadera, es dejando de lado la identidad, no puedes entrar al Templo de Dios y decir: Señor yo soy Tu hijo y vengo a pedirte esto. No, nadie más que Él es Yo Soy, así que no hay quien pida, no hay identidad en el humano. Uno dice Yo Soy es Dios en Acción. Entonces comprende que su existencia es una expresión del inconmensurable poder de Yo Soy. Esta naturaleza espiritual de la que hablé es Yo Soy, y no debo calificarla de modo particular sino que debo comprender que ella en sí misma es fuente de todos los atributos. Cuando dices “Yo Soy amor”, pides que Su atributo de Amor sea instalado en ti, esto es válido, pero hay que dejar claro que no es que uno sea Hijo de Dios y que el amor que manifiesta uno sea el amor de uno, es el amor de la Presencia, yo solo soy una puerta que deja pasar lo que la Presencia Yo Soy desea manifestar.

Hay que entender que mientras haya identidad, habrá una diferencia entre la potencia infinitamente inteligente de Yo Soy y lo que manifestemos al mundo. Cuando se dice en la actividad Yo Soy que se llame a la presencia a la acción, en verdad lo que se sugiere es que la identidad sea apartada para que Yo Soy pueda hacer su trabajo.

Cuando la Presencia tiene pleno control, entonces Yo Soy no es un nombre vano sino muy poderoso. Puede ser usado para generar medio útiles, medios hábiles para salvar a los seres. Debes recordar siempre que Binah es la Inteligencia y está regida por Saturno, el Señor de los ciclos perfectos, en este punto nosotros estamos bajo el dominio supremo de Abinu Malkeinu (Padre Nuestro y Rey Nuestro). Padre, porque somos manifestaciones que Él ha hecho, Rey porque estamos sometidos a Su Entera y Suprema Voluntad.

Entonces, cuando Jesús dic: “Yo Soy la Resurrección y la Vida, el Camino y la Verdad”, no se refiere a Él como individuo. Él mismo ha declarado que Él de Él mismo nada puede, sino que es el Padre Nuestro en Él quien obra. Excelente expresión del verdadero sentido del Yo Soy sin contaminación de identidad.

Jamás identificar entonces Yo Soy con uno mismo; jamás creer que la identidad es real y que hay un yo que pueda ser, Solo Él es Yo Soy. Jamás decir: “Yo soy esto o yo soy lo otro” con creencia en la posibilidad de “poseer” atributos, sino que el nombre de Dios es invocado para que se manifieste Su Presencia Yo Soy y borre todo yo creado que hayamos mantenido por ignorancia.


(continuará)


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