EVANGELIO DÍA 17 DE NOVIEMBRE




Entró Jesús a Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: “Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”. Él bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”. Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor: “Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más”. Jesús le contestó: “Hoy ha sido la salvación de esta casa, también éste es hijo de Abraham, porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.
(Lucas 19, 1-10)

MEDITACIÓN

Señor, con el relato de Zaqueo, veo como de los defectos humanos sacas virtudes. Zaqueo, por se bajo de estatura, se encontró contigo y siendo pecador, encontró a Tu lado la conversión. No soy digno de que entres en mi casa, Señor, pero aquí tienes mi pobreza y haz con ella maravillas.

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