LA INMACULADA CONCEPCIÓN (II)



No existe en la revelación Bíblica, ninguna expresión que diga expresamente que María fue Inmaculada desde su concepción, sin embargo, lo vemos implícitamente en multitud de expresiones, empezando por como se dirige a Ella el Arcángel Gabriel: “Llena eres de Gracia”. En principio, estar pleno de Gracia, ya excluye toda idea de pecado, por tanto, si estaba llena de Gracia por el Altísimo, habrá que llegar a la conclusión de que era así desde el origen.

También esa expresión está en el protoevangelio, hecha por Dios a Adán y Eva antes de su expulsión del Paraíso: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la tuya. Ella, quebrantará tu cabeza” (Gen. 3, 15). Desde tiempos de San Ireneo en el siglo II y III, se interpreta este texto como una referencia a la Redención, y siglos más tarde, en el Concilio Vaticano II, se afirma que en los textos del Antiguo Testamento, la figura de la mujer, Madre del Redentor, es la promesa de victoria sobre la serpiente. (Vat. II, LG 55).

El 8 de Diciembre de 1.854, el Papa Pío IX, definió la Concepción Inmaculada de María como dogma de fe, cuya definición dice: “Con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, la de los santos apóstoles Pedro y Pablo, y por la de nosotros mismos, proclamamos y definimos que la docta que sostiene que la Virgen María fue preservada inmune de toda mancha original desde el primer instante de Su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios, en atención a los méritos de Jesucristo, salvador del género humano. Esta revelación por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles”. ( Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8, XII, 1.854; Acta Pii IX, I, 616).

En la historia de la salvación, la Inmaculada tiene un sentido positivo y hay que poner de relieve antes que nada, la plenitud de la Gracia y la Santidad de la que María estuvo dotada desde el principio de Su existencia, por eso Gabriel la saluda, como llamándola por Su propio nombre: “Dios te salve, llena de Gracia”. Por tanto, ya vemos que Su Gracia y plenitud, llena de dones sobrenaturales, es muy superior a la de todos los ángeles y santos. Y ello se ve, por Su belleza y hermosura tanto interna como externa.

La fiesta de la Inmaculada, es una de las más importantes de las Iglesias, tanto de Oriente como de Occidente desde el siglo IX de nuestra Era, que se une a otras dos fechas solemnes, como las de la Maternidad Divina de María, el día 1 de Enero, y el de Su Asunción el 15 de Agosto.


(continuará)


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