EVANGELIO DÍA 7 DE DICIEMBRE




Un día estaba Jesús enseñando y estaban sentados unos fariseos y maestros de la Ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor le impulsaba a curar. Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de introducirlo para colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea y separando las losetas lo descolgaron con la camilla hasta el centro, delante de Jesús. Él, viendo la fe que tenían dijo: “Hombre, tus pecados te son perdonados”. Los escribas y fariseos se pusieron a pensar: “¿Quién es éste que dice blasfemias?, ¿quién puede perdonar los pecados más que Dios?”. Pero Jesús, leyendo sus pensamientos, les replicó: “¿Qué pensáis en vuestro interior?, ¿qué es más fácil decir, tus pecados te son perdonados o decir levántate y anda?. Pues para que veáis que el Hijo del Hombre tiene poder en la Tierra para perdonar los pecados, le dijo al paralítico: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”. Él, levantándose al punto, a la vista de ellos, tomó la camilla donde estaba tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios. Todos quedaron asombrados y daban gloria a Dios, diciendo llenos de temor: “Hoy hemos visto cosas admirables”.
(Lucas 5, 17-26)

MEDITACIÓN

Señor, sólo Dios puede perdonar los pecados y sólo Él puede hacer milagros, y Tú, como Dios, puedes hacer ambas cosas a favor del paralítico, y también de mi fe, que hoy ve cosas admirables en tu manera de actuar con los que sufren y con los que quieren creer sin prejuicios.

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