También les dijo: “¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de una vasija o debajo de la cama?. No, una lámpara se pone en alto para que alumbre. De la misma manera, no hay nada escondido que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no pueda ponerse en claro. Los que tiene oídos, oigan”. También les dijo: “Fijaos en lo que oís. Con la misma medida con que midáis, Dios os medirá a vosotros y os dará todavía más. Pues al que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará”.
(Marcos 4, 21-25)
MEDITACIÓN
Es fácil exigir a los demás que cumplan con las expectativas que tenemos sobre ellos sin pensar lo que ellos piensan de nosotros, y sin embargo, entender las flaquezas de los demás procede de la aceptación de nuestra propia flaqueza. En ese momento, es cuando Dios nos juzga también con misericordia.
© Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.010
(Marcos 4, 21-25)
MEDITACIÓN
Es fácil exigir a los demás que cumplan con las expectativas que tenemos sobre ellos sin pensar lo que ellos piensan de nosotros, y sin embargo, entender las flaquezas de los demás procede de la aceptación de nuestra propia flaqueza. En ese momento, es cuando Dios nos juzga también con misericordia.
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