PEREGRINACIONES. INTRODUCCIÓN



EL CAMINO DE SANTIAGO (Iª PARTE)


La peregrinación es algo que bulle en el interior del hombre, a través de todas las edades, lugares y creencias, y que en algún momento de su vida, surgirá la necesidad vital de protegerse del mundo externo, que en la actualidad es realmente hostil, por las circunstancias que sostienen a la sociedad, y entonces la persona, siente la necesidad de evadirse de la angustia de sus problemas cotidianos y ese es el momento en que puede convertirse en peregrino, intentando encontrarse a sí mismo, encontrar soluciones a su futuro, superar miedos y temores a la enfermedad y la muerte, en una necesidad y ansia de inmortalidad.


Todo este cúmulo de sensaciones, le hacen ver que la sociedad, el mundo en general, no pueden asegurarle esa necesidad de perpetuidad, que sólo la fe puede darle. Por ello, el momento en que se despierta esa necesidad de peregrinar, da igual la religión que profese, surge como un deseo que no se puede encontrar, más que comenzando el camino. Ya ha pasado el momento de estar solamente inmerso en los problemas de cada día, que ha de resolver para su supervivencia física y la de su familia muchas veces añadidos, y ha de abrir horizontes a una segunda existencia de carácter espiritual, aunque haya de abandonar la realidad del ser, que más tarde o más temprano, desaparecerá.

Quizás sea el momento de buscar la fe olvidada de su infancia, de recordar las antiguas creencias que a muchos nos inculcaron, más o menos desvirtuadas, pero que nos ayudaron a sostenernos en las primeras etapas de nuestra vida. En consecuencia, ya buscamos lo que olvidamos o perdimos, a veces en el pequeño santuario de nuestras devociones primeras, pero suele necesitarse algún lugar mas universal, que por referencias, contemplamos como algo especial, que nos dará respuestas a lo que buscamos.

Así, los antiguos egipcios de hace cinco mil años acudían al templo de Osiris, los musulmanes hacen un gran esfuerzo por ir aunque sea una vez en la vida a la Meca y los hindúes van hasta Benarés. Cuando los países cristianos de la Edad Media se vieron asolados por grandes epidemias, como la de la peste negra, sintieron la necesidad de expiar sus culpas por medio de peregrinaciones, y hubo grandes sufrimientos por rescatar los Santos Lugares, en su necesidad de dejar transitables los caminos, para los peregrinos que ansiaban llegar a Tierra Santa.

En todas las peregrinaciones, las dolencias físicas se veían paliadas, por conseguir valores espirituales, que muchas veces actuaban como placebos y daban mayor resultado que los remedios de la medicina de cada época, y psicológicamente, los problemas mentales se diluían por una verdadera liberación personal por las vivencias del camino.

Por todo ello, vamos humildemente tal como anunciamos, a proporcionar a nuestros hermanos, amigos y seguidores de nuestras publicaciones, variadas etapas de lo que supone el peregrinar, desde distintos puntos de vista: Histórico, Iniciático, Monumental y en fin, las reflexiones espirituales que surjan. Al ser un año jubilar, que se celebra cuando la fiesta de Santiago coincide en domingo, cosa que no se volverá a dar hasta dentro de once años, vamos a caminar con todos los que no puedan hacerlo físicamente, que sea al menos virtualmente, pero eso sí, poniendo el corazón y la mente en el Camino. Así, que tomemos nuestra capa marrón con su esclavina, el sombrero, la concha, la calabaza, el báculo o bordón, la escarcela o morral, y partamos alegremente hacia Santiago de Compostela. ¡Buen viaje!.

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