EL JUICIO Y CRUCIFIXIÓN DE JESÚS (VI)




Más tarde, se aceptó equivocadamente la Cruz como un símbolo de muerte, tal como la usaban los romanos. Esto hizo que se pusiera un falso énfasis sobre la Cruz, y que el uso del Crucifijo se volviera costumbre en la Cristiandad. Pero la Cruz no debiera contemplarse como aquello sobre lo cual Jesús murió, sino como aquello mediante lo cual Él resucitó.

La involución del Espíritu en la materia es una parte necesaria del ciclo de involución y evolución. No podría imaginarse la evolución sin el punto de partida de una involución previa. De suerte que en esto de la Crucifixión, no se nos piden ni lamentaciones, ni regocijo, simplemente, la Cruz es una demostración de la Ley. Eso es todo.

La verdadera derivación de la Cruz constituye una historia antiquísima, ilustrada en los escritos y pinturas sagradas de distintas partes del mundo. Comienza con el uso del O (círculo) como símbolo del Espacio inmanifestado.

Luego le encontramos con un punto en el centro que indica la primera diferenciación en la manifestación periódica de la Naturaleza sempiterna, asexual e infinita, espacio potencial dentro del Espacio abstracto.

Luego el punto se extiende para formar un diámetro: Ahora simboliza la Madre-Natura, divina, inmaculada, dentro del infinito abstracto y omnímodo.

Después el diámetro horizontal es cruzado por uno vertical, y se convierte en la Cruz del Mundo. Es el signo de que el Espíritu se ha “crucificado” en la Materia, y de que la vida humana va a comenzar. Cuando el circulo desaparece y queda sola la +, es un signo de que el hombre Espiritual ha completado su “caída” en la Materia y que va a comenzar su evolución para regresar al Espíritu.

En tiempos antiguos, la Cruz siempre representaba Vida, Manifestación, Acción y no muerte. En pinturas murales del antiguo Egipto, la Tau representa la Divina Fuerza vital. Se muestran rayos que brotan de estas Cruces en cálices sostenidos por dioses, hacia los reyes y nobles en adoración.

Después del relato de la crucifixión entra en escena un nuevo personaje: José de Arimatea. San Mateo dice que es “un hombre rico”, y San Marcos dice que es “un miembro respetable del Consejo”. Se añade que José “lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en su sepulcro que estaba excavado en roca; luego hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro.

Hay algunos puntos aquí que conviene analizar:

Primero: ¿Por qué se le dejo a este José de Arimatea, que antes no había sido nombrado, llevar a cabo la tarea íntima de sepultarlo? ¿Dónde andaban los discípulos, todos los doce?.¿No era esta tarea deber de ellos?.

Segundo: ¿Qué se hizo con la tumba?. El eminente arqueólogo Sir Arthur Weilgall dice que la tumba que ahora se muestra como la del Cristo, se venia mostrando desde largo tiempo antes de la era Cristiana como la tumba de Dionisios, el hijo de Zeus y Semele. El nombre del sitio donde se efectuó la crucifixión, que jamás ha sido localizado geográficamente, se da como Gólgota o calvario que significa: “El lugar de un cráneo”. Este nombre puede tener una profunda significación.

(continuará)


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