EVANGELIO DÍA 11 DE FEBRERO




De allí pasó Jesús a la región de Tiro. Entró en una casa sin querer que se supiera, pero no pudo ocultarlo. Pronto supo de Él la madre de una muchacha que tenía un espíritu impuro, y fue y se arrodilló a los pies de Jesús. Era una mujer extranjera, de nacionalidad sirofenicia. Fue pues y rogó a Jesús que expulsara de su hija los demonios, pero Jesús le dijo: “Deja que los hijos coman primero, porque no está bien quitar el pan a los hijos y dárselo a los perros”. “Si Señor, respondió ella, pero hasta los perros comen debajo de la mesa las migajas que dejan caer los hijos”. Jesús le dijo: “Bien has hablado. Puedes irte, el demonio ya ha salido de tu hija”. Cuando la mujer llegó a su casa, encontró a la niña en la cama, el demonio ya había salido de ella.
(Marcos 7, 24-30)

MEDITACIÓN

Al bendecir al extranjero, en la mujer no judía, Jesús nos hace ver de que hemos sido llamados a bendecir a todo el mundo, no sólo a los que nos son afines por raza, nación o creencias. Reflexionemos sobre esto, en esta época de sociedad global.

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