EVANGELIO DÍA 15 DE MARZO




Dos días mas tarde, salió Jesús de Samaria y continuó su viaje a Galilea. Porque como Él mismo afirmaba, a ningún Profeta lo honran en su propia tierra. Al llegar a Galilea, fue bien recibido por los galileos, porque también ellos habían estado en Jerusalén en la fiesta de la Pascua y habían visto todo lo que Él hizo entonces. Jesús regresó de Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Se encontraba allí un oficial del rey, que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Cuando este oficial supo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle y le rogó que bajase a su casa a sanar a su hijo que se estaba muriendo. Jesús le contestó: “No creeréis si no veis señales y milagros”. Pero el oficial insistió: “Señor, ven pronto antes de que mi hijo muera”. Jesús le dijo entonces: “Vuelve a casa, tu hijo vive”. Mientras regresaba a casa, los criados salieron a su encuentro y le dijeron: “¡Tu hijo vive!”. Les preguntó a qué hora había comenzado a sentirse mejor su hijo y le contestaron: “Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre”. El padre se dio cuenta entonces que a esa misma hora Jesús le había dicho: *¡Tu hijo vive!”. Y él y toda su familia creyeron en Jesús. Esta fue la segunda señal milagrosa hecha por Jesús al volver de Judea a Galilea.
(Juan 4, 43-54)

MEDITACIÓN

Dios nos regala a diario el milagro de la vida, el amor, la alegría y la belleza, y espera que con todo ello seamos capaces de ver en todo los signos de Su presencia cotidiana en nuestras vidas.

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