EVANGELIO DÍA 20 DE MARZO




Entre la gente se encontraban algunos que al oír a Jesús dijeron: “Seguro que este hombre es el Profeta”. Otros decían: “Este es el Mesías”. Pero otros decían: “No, porque el Mesías no puede venir de Galilea. La Escritura dice que el Mesías ha de ser descendiente del rey David y que procederá de Belén, del mismo pueblo que David”. Así que la gente se dividió por causa de Jesús. Algunos querían apresarle, pero nadie llegó a ponerle las manos encima. Los guardias del templo volvieron adonde estaban los fariseos y los jefes de los sacerdotes, que les preguntaron: “¿Por qué no le habéis traído?”. Contestaron los guardias: “¡Nadie ha hablado nunca como Él!” Los fariseos les dijeron entonces: “¿También vosotros os habéis dejado engañar?. ¿Acaso ha creído en Él alguno de nuestros jefes o los fariseos?. Pero esta gente que no conoce la Ley está maldita.” Nicodemo, el fariseo que en una ocasión había ido a ver a Jesús les dijo: “Según nuestra Ley, no podemos condenar a un hombre sin antes haberle oído para saber lo que ha hecho”. Le contestaron: “¿También tú eres galileo?. Estudia las Escrituras y verás que ningún Profeta ha venido de Galilea”. Y cada uno se fue a su casa.
(Juan 7, 40-53)

MEDITACIÓN

Nosotros somos los únicos responsables de nuestras decisiones y de nuestra propia experiencia con Jesús. No podemos entregar nuestra alma a nadie, ni siquiera a maestros ni teólogos, pues también ellos se equivocan.


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