REFLEXIONES SOBRE LOS VALORES DE LA CABALLERÍA (II)



Entre los oficios que Dios facilito al mundo, hay dos para ser servidos por los hombres. Siendo los más nobles y honrados, estos son el oficio de clérigo y el oficio de Caballero; y por eso la mayor amistad que hubiera en este mundo debería darse entre clérigo y Caballero. De ahí que si el clérigo no sigue la orden de clerecía cuando es contrario a la Orden de Caballería, así el Caballero no mantiene la Orden de Caballería cuando es contrario y desobediente a los clérigos, que están obligados a amar y a mantener la Orden de Caballería.



Un Caballero no cumple con su oficio cuando ama tanto a su Orden que menosprecia y desama otra Orden, Siendo también aplicable a los clérigos. Por tanto, amar una orden y desamar otra orden no es mantener la Orden, pues ninguna orden ha hecho Dios contraria a otra orden.



El Caballero por el honor de su oficio, se le debe más honor que a otro hombre que no tenga oficio tan honrado. Y por el honor en que está por su Orden, tiene nobleza de corazón, y por la nobleza de corazón se inclina más tarde a maldad y a viles acciones que otro hombre.



Oficio de Caballero es mantener y defender a su señor terrenal, pues ni rey, ni príncipe, ni ningún alto varón podría sin ayuda mantener la justicia entre sus gentes. De donde, si el pueblo o algún hombre se opone al mandamiento del rey o del príncipe, conviene que los Caballeros ayuden a su señor, que por sí solo es un hombre como los demás.



De modo que el Caballero malvado que ayuda antes al pueblo que a su señor, o que quiere ser señor y quiere desposeer a su señor, no cumple con el oficio por el cual es llamado Caballero.



El juez tiene el oficio de juzgar y los Caballeros tienen el oficio de mantener la justicia.



Menospreciar la costumbre y el uso de aquello por lo que el Caballero aprende a usar bien de su oficio, es menospreciar la Orden de Caballería.



(continuará)

Copyright. Todos los derechos reservados. Orden de Sión.