EVANGELIO DÍA 24 DE JUNIO



Al cumplirse el tiempo en que Isabel había de dar a luz, tuvo un hijo. Sus vecinos y parientes fueron a felicitarla cuando supieron que el Señor había sido tan bueno con ella. A los ocho días llevaron a circuncidar al niño y querían ponerle por nombre Zacarías. Pero la madre dijo: “No, tiene que llamarse Juan”. Le contestaron: No hay nadie en la familia con ese nombre”. Entonces preguntaron por señas al padre del niño, para saber qué nombre quería ponerle. El padre pidió una tabla para escribir y escribió: “Su nombre es Juan”. Y todos se quedaron admirados. En aquel mismo momento, Zacarías recobró el habla y comenzó a alabar a Dios. Todos los vecinos estaban asombrados y en toda la región montañosa de Judea se contaba lo sucedido. Cuantos le oían se preguntaban a sí mismos: “¿Quién llegará a ser este niño?”. Porque ciertamente el Señor mostraba Su poder a favor de él. El niño crecía y se hacía fuerte espiritualmente y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se dio a conocer a los israelitas.

(Lucas 7, 57-66.80)



MEDITACIÓN



Dios nos llama a cada uno de manera singular. No estamos destinados a ser meras copias de los demás. Somos llamados a ser nuevas realizaciones de la Palabra de Dios, a gastar nuestra vida tratando de vivir a Su imagen.



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