EVANGELIO DÍA 30 DE JUNIO



En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los garasenos. Desde el cementerio, dos endemoniados salieron a Su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. Y le dijeron a gritos: “¿Qué quieres de nosotros Hijo de Dios?, ¿has venido a atormentarnos antes de tiempo?”. Una gran piara de cerdos, a distancia estaban hozando. Los demonios le rogaron: “Si nos echas, mándanos a la piara”. Jesús les dijo: “Id”. Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó por acantilado abajo y se ahogó en el agua. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió adonde estaba Jesús, y al verlo, le rogaron porque se marchara de su país.

(Mateo 8, 28-34)



MEDITACIÓN



La curación de los endemoniados de Gerasa manifiesta, una vez más, que con Jesús, Dios mismo irrumpe en la historia de la salvación, precisamente para ser redención. Incluso lo demonios reconocen esta presencia sintiéndose desbordados por tanto bien. Es la victoria del bien sobre el mal, de la Luz sobre las tinieblas. Expulsemos nosotros con toda la fuerza del bien, aquella negatividad que no nos permite crecer en la fe y la esperanza.



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