EVANGELIO DÍA 7 DE JUNIO



Al ver la multitud, Jesús subió al monte y se sentó. Sus discípulos se acercaron y Él comenzó a enseñarles diciendo: “Dichosos los que reconocen su pobreza espiritual, porque suyo es el Reino de los Cielos. Dichosos los que sufren, porque serán consolados. Dichosos los humildes, porque heredarán la Tierra que Dios les ha prometido. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán satisfechos. Dichosos los compasivos, porque Dios tendrá compasión de ellos. Dichosos los de corazón limpio, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque Dios los llamará Hijos suyos. Dichosos los perseguidos por hacer lo que es justo, porque suyo es el Reino de los Cielos. Dichosos vosotros cuando la gente os insulte y os maltrate, y cuando por causa mía digan contra vosotros toda clase de mentiras.¡Alegraos, estad contentos, porque en el Cielo tenéis preparada una gran recompensa!. Así persiguieron también a los Profetas que vivieron antes que vosotros”.

(Mateo 5, 1-12)



MEDITACIÓN



Cuando nos convenzamos que la vida espiritual es un proceso que se desarrolla poco a poco, que lleva su tiempo y no es algo automático o puntual, dejaremos nuestras trampas y artimañas para ganarnos el favor de Dios. Comenzaremos así a aceptar nuestra vida de acuerdo con Su voluntad.



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