EN BUSCA DEL GRIAL (I)



Autor: Hno. A.L.


La meta de la búsqueda es encontrar a Cristo, el Grial perfecto, la “Piedra”, y el Cristo no se aprende ni se encuentra en los libros de ocultismo, pero sí en el libro de la vida. Nuestra existencia, cada día más purificada por las pruebas, por las pequeñas victorias sobre nosotros mismos, debe permitirle al Cristo, hacer entender Su Palabra progresivamente en nosotros, hasta que lleguemos a decir como San Pablo: “No soy yo quien vive, es el Cristo quien vive en mi”. Tal es el sentido magnífico de la búsqueda Templaria, tal es el Camino de la verdadera Iniciación.



Antes de adentrarse uno en estos temas espirituales y leer libros sobre la búsqueda del Grial, casi siempre aparecía en la portada del libro la figura de Sir Galahad, prototipo caballero de la Tabla Redonda, vestido con una reluciente armadura sobre un soberbio caballo blanco, figuras casi transparentes, rodeadas de luz, como un caballero lleno de virtudes, que daba la sensación de que ya había encontrado el Grial, metiéndonos esa figura en el subconsciente, para que nosotros, pobres pecadores, no nos sintiéramos con fuerza para buscar “nuestro Grial”, y no decir como San Pablo: “No soy yo quien vive, es el Cristo quien vive en mi”.



Sin embargo San Pablo, nos aleja de esa figura mítica de Sir Galahad y nos da a entender que para la búsqueda del Grial, no es necesaria tanta parafernalia de armaduras, caballos, luces, etc., sino algo más sencillo: Ir ganando pequeñas victorias en nuestra vida diaria, con algunas caídas, arrepentimiento y volver a levantarse, imitando a Jesús, camino del Gólgota.



Es curioso recordar, que también D. Alonso Quijano, nuestro D. Quijote, buscaba “su Grial”, aunque éste tenía por nombre la sin par Dulcinea del Toboso. Pero su espíritu era idéntico. Por lo tanto, voy a exponer esas pequeñas victorias, extraídas tanto de mi vida del día a día, como con la lectura de los textos de la Orden, el Blog, mis pensamientos.... .





I. El Templario llevando su cruz, día a día.



Nosotros los humanos, pedimos a Dios que nos libre de “la cruz” con que nos ha cargado en nuestra vida. Ahora bien, no debemos olvidar lo dicho en Mateo 16, 24-25: “Entonces dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. El negarse a sí mismo, entiendo que es ponerse al servicio de los demás. Pero volviendo al tema de la cruz, Jesús, cuando iba camino del Gólgota con la cruz a cuestas, tuvieron que ponerle a Simón de Cirene para que le ayudase a llevar Su cruz (Mateo 27, 32). El Padre celestial, llegó a tener compasión de Su Hijo Unigénito y por deducción, para Sus otros hijos terrenales.



De lo anterior, el Templario debe de sacar conclusiones y a mi entender son estas:



No debe pedir a Dios que le libere de “su cruz”, pues Jesucristo, al que iban insultando, llevó Su cruz. Podía haberla dejado, pero no lo hizo; se caía, sacaba fuerzas de flaqueza y seguía.... . En San Mateo 24,13, referente a un tema dijo Jesús: Más el que perseverase hasta el final, ese será salvo”. Por tanto, si el peso de la cruz es duro, el Templario si puede pedir a Jesús que le ayude con un cirineo a llevar su cruz, caerse, pedir perdón, levantarse y perseverar. Parecida lucha tendrá que entablar la Milicia del Cristo durante el resto de su vida y su recompensa, será encontrar el Grial, o lo que es lo mismo a Cristo, que como en la frese de San Pablo, morará en él.

(continuará)

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