EVANGELIO DÍA 1 DE JULIO



En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a Su ciudad. Le presentaron a un paralítico acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: “¡Ánimo hijo!, tus pecados te son perdonados”. Algunos de los escribas se dijeron: “Éste blasfema”. Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: “¿Por qué pensáis mal?. ¿Qué es más fácil decir: Tus pecados te son personados o decir levántate y anda?. Pues para que veáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la Tierra para perdonar pecados (dijo dirigiéndose al paralítico): Ponte en pie, coge la camilla y vete a tu casa”. Se puso de pie y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.

(Mateo 9, 1-8)



MEDITACIÓN



La curación del paralítico, supone constatar que Dios se hace presente en los caminos de la Tierra a través de Su Hijo Jesucristo. Una vez más, el autor sagrado vincula curación con perdón de los pecados, entregando así a la persona no sólo la salud sino también su dignidad de criatura amada por Dios. La parálisis de este hombre, puede simbolizar también nuestra indiferencia y falta de compromiso, nuestra mediocridad. Jesús nos levanta de la postración para que podamos construir vida, glorificar a Dios, con nuestra propia vida de solidaridad hacia los demás.



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