EVANGELIO DÍA 4 DE JULIO



En aquel tiempo, escogió también el Señor a otros setenta y dos y los mandó delante de Él de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde tenía que ir. Les dijo: “Ciertamente, la mies es mucha, pero los obreros son pocos. Por eso, pedidle al dueño de la mies que manda obreros a recogerla. Andad y ved que os envío como corderos en medio de los lobos. No llevéis bolsa, ni monedero ni sandalias, y no os detengáis a saludar a nadie en el camino. Cuando entréis en una casa, saludad primero diciendo: “Paz a esta casa”. Si en ella hay gente de paz, vuestro deseo de paz se cumplirá, si no, no se cumplirá. Y quedaos en la misma cosa, comiendo y bebiendo lo que tengan, pues el obrero tiene derecho a su salario. No andéis de casa en casa. Los setenta volvieron muy contentos. Jesús les dijo: “Pero no os alegréis que los espíritus os obedezcan, sino de que vuestros nombres ya están escritos en el Cielo”.

(Lucas 10, 1-12 y 17-20)



MEDITACIÓN



La obra de Dios, es el trabajo de todos nosotros. Sin un compromiso de empeño apostólico, la comunidad cristiana, cualquier organización, se llame como se llame, se convierte en un lugar alimentado por el dinero, centrada en los beneficios y comprometida consigo misma. El mundo, hermanos y hermanas, ya tiene demasiadas organizaciones de ese tipo.

No hay vida cristiana sin misión, sin tarea que realizar por el Reino y sus gentes. Trata de buscar lo más positivo que hay en ti y atrévete a comprometerlo por el bien de los demás.

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