EVANGELIO DÍA 5 DE JULIO



Mientras Jesús les estaba hablando, llegó un jefe de los judíos, se arrodilló ante Él y le dijo: “Mi hija acaba de morir, pero si Tú vienes y pones la mano sobre ella, volverá a la vida”. Jesús se levantó y acompañado de sus discípulos, se fue con él. Entonces una mujer que desde hacía doce años estaba enferma con hemorragias, se acercó a Jesús por detrás y tocó el borde de Su capa, porque pensaba: “Con sólo tocar Su capa quedaré sana”. Pero Jesús, volviéndose, vio a la mujer y dijo: “Ánimo hija, por tu fe has sido sanada”. Y desde aquel momento quedó sana. Cuando Jesús llegó a la casa del jefe de los judíos y vio a los músicos que estaban preparados para el entierro y a la gente que lloraba a gritos, les dijo: “Salid de aquí. La muchacha no está muerta, sino dormida”. La gente se burlaba de Jesús, pero Él los hizo salir, luego entró, tomó de la mano a la muchacha y ella se levantó. Y por toda aquella región corrió la noticia de lo sucedido.



(Mateo 9, 18-26)







MEDITACIÓN







El jefe de los judíos, nos recuerda que a veces, el sufrimiento nos puede hacer caminar más allá de nuestras fronteras, disolver nuestros prejuicios y comenzar a ver a Dios donde no lo habíamos visto antes.


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