EVANGELIO DÍA 17 DE AGOSTO



Jesús dijo entonces a sus discípulos: “Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el Reino de los Cielos. Os lo repito, le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios”. Al oírlo, sus discípulos se asombraron más aún y decían: “Entonces ¿quién podrá salvarse?”. Jesús les miró y contestó: “Para los hombres esto es imposible, pero no para Dios”. Pedro entonces añadió: “Nosotros, que hemos dejado cuanto teníamos y te hemos seguido, ¿qué vamos a recibir?”. Jesús les respondió: “Os aseguro que cuando llegue el tiempo de la renovación de todas las cosas, cuando el Hijo del Hombre se siente en Su trono glorioso, vosotros, que me habéis seguido, os sentaréis también en doce tronos para juzgar a las tribus de Israel. Y todos los que por causa mía hayan dejado casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras, recibirán cien veces más y también recibirán la vida eterna. Muchos de los que ahora son los primeros, serán los últimos y muchos de los que ahora son los últimos, serán los primeros”.

(Mateo 19, 23-30)



MEDITACIÓN



El problema no es que haya muchos ricos. Lo malo es que haya tantos pobres en las tierras de los ricos. No es tener dinero lo que nos condena, sino lo que hacemos o dejamos de hacer con el dinero.



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