QUÉ ES...: EL PADRE NUESTRO (XII)



Hágase Tu Voluntad, así en la Tierra como en el Cielo.



Rogamos al Padre, que una nuestra voluntad a la de Su Hijo, para realizar Su Plan de salvación del mundo. Esto supone que hay un proyecto. Lo que pedimos, es adherirnos voluntariamente a ese Plan, que se realice el Reino de Dios. ¿Qué es lo que Dios quiere?. ¿Cuál es Su Voluntad?. San Pablo responde: Que todos los hombres y mujeres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la Verdad. Que ninguno se pierda.

Hay que situar la voluntad de Dios en este gran plan de benevolencia. Es el proyecto que Jesús ha venido a realizar: “He bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado” (Juan 6, 36). El proyecto, capitular todo en Cristo, más que darnos miedo o echarnos para atrás, debe despertar nuestro entusiasmo para que se haga la voluntad de Dios.

Situada la petición en un marco trinitario, encontramos su sentido y su fuerza. El Padre hace el plan de salvación o liberación, recapitulando todo en Cristo. El Hijo lleva a cabo el proyecto, entregándose a la muerte para que tengamos vida. El Espíritu Santo, garantiza y lleva a plenitud el proyecto de plena liberación, recordándonos y empujándonos a realizar el programa de Jesús, en el que se inscribe la voluntad de Dios. En resumen, no se trata de que Dios haga lo que nosotros queremos, sino que nosotros hagamos lo que Dios quiere.

(continuará)

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