EVANGELIO DÍA 5 DE SEPTIEMBRE



Jesús iba de camino, acompañado por mucha gente. En esto se volvió y dijo: “Si alguno no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y aún más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Si alguno de vosotros quiere construir una torre, ¿acaso no se sentará primero a calcular los gastos y ver si tiene dinero para terminarla?, no sea que una vez puestos los cimientos, si no puede terminarla, todos los que lo vean comiencen a burlarse de él diciendo: Este hombre empezó a construir, pero no pudo terminar. O si un rey tiene que irse a la guerra contra otro rey, ¿no se sentará primero a calcular si con diez mil soldados podrá hacer frente a quien va a atacarle con veinte mil?. Y si no puede hacerle frente, cuando el otro rey esté todavía lejos le enviará mensajeros a pedirle la paz. Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo”.

(Lucas 14, 25-33)



MEDITACIÓN



Seguir a Jesús, significa desprenderse de algo más que de dinero. El dinero, al fin y al cabo, es sólo dinero. Pero seguir a Jesús a costa de la desaprobación de los amigos y del rechazo de la familia, es desprenderse de seguridad, aprobación, estatus y respeto. Y eso es, ciertamente, desprenderse de todo. ¿Qué construyes en tu día a día?, ¿una torre interminable de buenas palabras o una vida de entrega humilde y sincera?. Comprométete un poco más a ser coherente con tu vida cristiana.



© Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.010