LAS VIRTUDES (IV)



Alegría. Alegres y felices.







Se habló del miedo a la libertad, pero ¿no existe un miedo a la alegría?. En las épocas de tinieblas, como en ciertos momentos de la vida de cada uno, la peor tentación es la de renunciar a la alegría profunda. Creer que la felicidad está en el placer, da como resultado vidas inmaduras, pues en cada placer hay una posibilidad de dolor, aparte de que no cualquier placer da la felicidad. La felicidad, consiste en la elección correcta del placer y el dolor, y al elegir una vida adecuada al ganado, acabamos siendo parte del rebaño.



El placer, sin ser objeto de búsqueda, resulta o se deriva de un modo de ser y de vivir, que es el que hay que lograr. La felicidad es la meta, pero a veces el sufrimiento suele ser el camino; es el premio no buscado para quien realiza el valor que cree que tiene que realizar, la indicadora de que la persona ha encontrado la respuesta al problema de la existencia humana, por eso al gastar su energía acrecienta su poder. Lo opuesto a la felicidad no es el pesar o el dolor, sino la depresión que resulta de la esterilidad interior.



El placer no es la medida de la felicidad, sino su consecuencia; es un regalo para la persona que cultiva su vida de forma feliz, por eso, aunque el regalo no llegue, la persona lo será, incluso en el sufrimiento, porque la felicidad está en el fuero interno.



(continuará)
 
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