AMOR DE MADRE




 
Autor: Hno. J.M.G.

Cuando tú viniste al mundo, ella te sostuvo entre sus brazos. Tú se lo agradeciste gritando y llorando.

Cuando tenías 1 año, ella te alimentaba y bañaba. Tú se lo agradeciste llorando toda las noches.

Cuando tenías 2 años, ella te enseñó a andar y caminar. Tú se lo agradeciste huyendo de ella cuando te llamaba.

Cuando tenías 3 años, ella te preparaba todas las comidas con amor y cariño. Tú se lo agradeciste tirándole el plato al suelo.

Cuando tenías 4 años, ella te compró unos lápices de colores. Tú se lo agradeciste pintando las paredes del salón y el comedor.

Cuando tenías 5 años, ella te compraba y vestía para las grandes ocasiones. Tú se lo agradecías revolcándote en el suelo y ensuciándote a más no poder.

Cuando tenías 6 años, ella te llevaba a la escuela. Tú se lo agradeciste gritándole ¡no quiero ir!.

Cuando tenías 7 años, ella te compró una pelota. Tú se lo agradeciste rompiéndole la ventana a un vecino.

Cuando tenías 8 años, ella te trajo un helado. Tú se lo agradeciste derramándolo sobre una farola.

Cuando tenías 9 años, ella te pagó unas clases de música. Tú se lo agradeciste no yendo a practicar.

Cuando tenías 10 años, ella te llevaba con su coche a todas partes: Al gimnasio, al fútbol, a las fiestas de cumpleaños y otros lugares. Tú se lo agradeciste cuando salías del coche y no mirabas atrás.

Cuando tenías 11 años, ella os llevó a ti y a tus amigos a ver una película. Tú se lo agradeciste mandándola a sentarse en otra parte.

Cuando tenías 12 años, ella te aconsejó no miraras ciertos programas de la televisión. Tú se lo agradeciste mirándolos cuando no estaba en casa.

Cuando tenías 13 años, ella te sugirió un corte de pelo. Tú se lo agradeciste diciéndole que tenía muy mal gusto.

Cuando tenías 14 años, ella te pagó unas vacaciones en un campamento de verano. Tú se lo agradeciste olvidándote de escribirle una carta.

Cuando tenías 15 años, ella volvía del trabajo y quería darte un abrazo. Tú se lo agradeciste encerrándote en tu habitación con llave.

Cuando tenías 16 años, ella te enseñó a manejar su preciado coche. Tú se lo agradeciste usándolo todas las veces que podías.

Cuando tenías 17 años, ella esperaba una llamada importante. Tú se lo agradeciste llevándote más tiempo ocupando el teléfono.

Cuando tenías 18 años, ella lloró en la fiesta de graduación de tu escuela. Tú se lo agradeciste estando de fiesta hasta el amanecer.

Cuando tenías 19 años, ella te pagó la cuota de entrada a la Universidad, te llevó en coche hasta el campus y cargó tus maletas. Tú se lo agradeciste diciéndole adiós desde fuera del dormitorio para no sentirte avergonzado ante tus compañeros.

Cuando tenías 20 años, ella te preguntó si estabas saliendo con alguien. Tú se lo agradeciste diciéndole “a ti no te importa esto”.

Cuando tenías 21 años ella te sugirió que estudiaras alguna carrera para tu futuro. Tú se lo agradeciste diciéndole “no quiero ser como tú”.

Cuando tenías 22 años, ella te abrazó en la fiesta de graduación en la Universidad. Tú se lo agradeciste diciéndole que te pagara un viaje por Europa.

(continuará)

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