EVANGELIO DÍA 28 DE MARZO



En aquel tiempo, Jesús dijo: “Os aseguro que ningún Profeta es bien recibido en su propia tierra. Verdaderamente había muchas viudas en Israel en tiempos del Profeta Elías, cuando no llovió en tres años y medio y hubo mucha hambre en todo el país. Sin embargo, Elías no fue enviado a ninguna de las viudas israelitas, sino a una de Sarepta, cerca de la ciudad de Sidón. También había en Israel muchos enfermos de lepra en tiempos del Profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino Naamán, que era de Siria”. Al oír esto, todos los que estaban en la Sinagoga se llenaron de ira. Se levantaron y echaron del pueblo a Jesús. Lo llevaron a lo alto de un monte sobre el que se alzaba el pueblo, para arrojarle abajo. Pero Jesús pasó por en medio de ellos y se fue.
(Lucas 4, 23-40)

MEDITACIÓN

Con anchura de miras y sin hacer excepciones, Jesús se presenta en su tierra. Que el extraño deje de serlo para ser hermano, que las fronteras desaparezcan así como las distancias, es el nuevo proyecto del Señor. Que las diferencias de raza o pueblos, dejen de ser un obstáculo para la convivencia, la tolerancia y el amor.

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