EVANGELIO DÍA 31 DE MARZO



Jesús estaba expulsando un demonio que había dejado mudo a un  hombre. Cuando el demonio salió, el mudo comenzó a hablar. La gente se quedó asombrada aunque algunos dijeron: “Beelzebú, el jede de los demonios es quien ha dado a este hombre poder para expulsarlos”. Otros, para tenderle una trampa, le pidieron una señal milagrosa del cielo. Pero Él, que sabía lo que estaba pensando les dijo: “Todo país dividido en bandos enemigos se destruye a sí mismo y sus casas se derrumbarán una tras otra. Así también, si Satanás se divide contra sí mismo ¿cómo mantendrá su poder?. Digo esto porque afirmáis que Yo expulso los demonios con poder de Belcebú. Pues si Yo expulso a los demonios con poder de Belcebú, ¿quién da a vuestros seguidores el poder de expulsarlos?. Por eso, ellos mismos demuestran que estáis equivocados. Pero si Yo expulso a los demonios por el poder de Dios, es que el reino de Dios ya ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida de su casa, lo que guarda en ella está seguro. Pero si otro más fuerte que él llega y lo vence, le quita las armas en las que confiaba y reparte sus bienes como botín. El que no está conmigo está contra mi y el que conmigo no recoge, desparrama”.
(Lucas 11, 14-23)

MEDITACIÓN

El mal impide el bien en el corazón del ser humano. El mal hace su obra y sólo Dios puede luchar contra el mal y vencerlo. Tú has de luchar con las armas de Dios, aliarte con Jesús y nunca estarás sólo contra el adversario. Sólo Dios es más fuerte y lejos de Él, nuestra vida se dispersa.

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