REGLAS COMUNALES (XVII)




CÓMO SE HAN DE CELEBRAR LOS LAUDES EN LOS DÍAS LABORALES


Los días laborables en cambio, el oficio de Laudes se celebrará de este modo. Se dirá el Salmo 66 sin antífona, un poco lentamente, como el Domingo, para que lleguen todos al Salmo 50, que se dirá con antífona. Después de éste, se dirán otros dos Salmos, según se acostumbra, esto es, el Lunes el 5º y el 35; el Martes el 42 y el 56; el Miércoles el 63 y el 74; el Jueves, el 87 y el 89; el Viernes, el 75 y el 91; el Sábado el 142 y el cántico del Deuteronomio, que se partirá en dos glorias. Los otros días, se ha de decir un cántico tomado de los Profetas, cada día el que le corresponde, como salmodia la iglesia de Roma. Después de esto, seguirán los Laudate, luego una lectura del Apóstol, que se ha de recitar de memoria, el responsorio, el himno ambrosiano, el verso, el cántico de los Evangelios, la Letanía y así se termina.

Nunca se concluirá la celebración del Laudes y Visperas, sin que al final se recite el superior, según costumbre, la oración dominical, escuchándola todos, a causa de las espinas de las discordias que suelen surgir, con el fin de que, invitados por el compromiso de la misma Oración en la que dicen: “Perdónanos así como nosotros perdonamos”, se purifiquen de semejante defecto. En las demás celebraciones, en cambio, se dirá en voz alta tan solo la última parte de la Oración, de modo que todos respondan: “Más líbranos del mal”.

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