EVANGELIO DÍA 20 DE AGOSTO



Después de esto, Jesús habló a la gente y a los discípulos diciendo: “Los maestros de la Ley y los fariseos, son los encargados de interpretar la Ley de Moisés. Por lo tanto, obedecedlos y haced todo lo que os digan. Pero no sigáis su ejemplo, porque dicen una cosa y hacen otra. Atan cargas pesadas, imposibles de soportar y las echan sobre los hombros de los demás, mientras que ellos mismos no quieren tocarlas ni siquiera con un dedo. Todo lo hacen para que la gente los vea. Les gusta llevar sobre la frente y los brazos, cajitas con textos de las Escrituras y vestir ropas con grandes borlas. Desean los mejores puestos en los banquetes, los asientos de honor en las Sinagogas, ser saludados con todo respeto en la calle y que la gente los llame maestros. Pero vosotros no os hagáis llamar maestros por la gente, porque todos sois hermanos y uno sólo es vuestro Maestro. Y no llaméis padre a nadie en la Tierra, porque uno sólo es vuestro Padre: El que está en el Cielo. Ni os hagáis llamar jefes, porque vuestro único jefe es Cristo. El más grande entre vosotros, debe servir a los demás. Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado y el que se humilla será engrandecido”.
(Mateo 23, 1-12)

MEDITACIÓN

Si eres catequista, coordinador de grupos, religioso, has experimentado cierta autoridad hacia otros. Ellos confían en tus palabras y consejos, pero Jesús te pedirá cuentas de tus enseñanzas, actitudes, interpretaciones y exigencias.

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