EVANGELIO DÍA 18 DE SEPTIEMBRE



En aquel tiempo, Jesús dijo: “El Reino de los Cielos, se puede comparar al dueño de una finca, que salió a contratar  trabajadores para su viña. Acordó con ellos el pagarles el salario de un día. Volvió a salir sobre las nueve de la mañana y vio a otros que estaban en la plaza desocupados. Les dijo: “Id también vosotros a trabajar a mi viña. Os daré lo que sea justo”. Y ellos fueron. El dueño, salió de nuevo hacia el medio día y otra vez a las tres de la tarde, e hizo lo mismo. Alrededor de las cinco, volvió a la plaza  y lo mismo.  Cuando llegó la noche, el dueño dijo al encargado del trabajo: “Llama a los trabajadores y págales empezando por los últimos y terminando por los primeros”. Decían: “A éstos que llegaron al final y trabajaron solamente una hora, les has pagado  igual que a nosotros, que hemos soportado el calor y el trabajo de todo el día”. Pero el dueño contestó a uno de ellos: “Amigo, no te estoy tratando injustamente. ¿Acaso no acordaste conmigo recibir el salario de un día?, ¿o quizás te da envidia el que yo sea bondadoso?”. “De modo, que los que ahora son los últimos, serán los primeros y los que ahora serán los primeros serán los últimos”.
(Mateo 20, 1-16)

MEDITACIÓN

Como Jesús, hay que salir desde la mañana hasta la noche a buscar trabajadores para Su mies, para el Reino. Hay que cumplir Su mandato de ser pescadores y pescar a hombres y mujeres, es descubrirles a nuestro alrededor en busca de la verdad, la justicia, la ciencia que dignifica la vida, el amor perenne, la amistad sin condiciones. Dios acepta a todos los que se implican en el bien de los demás. Cuando las cosas no salgan como yo quiero, haz Señor que acepte Tu voluntad y no me rebele, y también que sea capaz de reorientar mi  visión del mundo.

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