EVANGELIO DÍA 1 DE OCTUBRE



Los setenta y dos regresaron muy contentos diciendo: “¡Señor, hasta los demonios nos obedecen en Tu nombre!”. Jesús les dijo: “Sí, pues Yo veía a Satanás caer del Cielo como un rayo. Os he dado poder para que pisoteéis serpientes  y alacranes y para que triunféis sobre toda la fuerza del enemigo sin sufrir ningún daño. Pero no os alegréis de que los espíritus os obedezcan, sino de que vuestros nombres ya están escritos en el Cielo”. En aquel momento, Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo dijo: “Te alabo Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos. Si, Padre, porque así lo has querido. Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre, y nadie sabe quien es el Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer”. Volviéndose a los discípulos les dijo aparte: “Dichosos quienes vean lo que estáis viendo vosotros, porque os digo que muchos profetas y reyes, deseaban ver lo que vosotros veis y no lo vieron; desearon oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron”.
(Lucas 10, 17-24)

MEDITACIÓN

Todavía hay una alegría mayor que vencer en la lucha contra el mal a favor de Jesús, el amor, los pobres. Una alegría mayor que compartir la misión con los hermanos y la de ser uno de los sencillos que han recibido tantos dones: Jesús habla de nombres escritos en el cielo. Si has recibido el Bautismo y te alimentas de la Palabra, entonces todo tu ser ha sido ya consagrado.

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