SENDERO DEL GRIAL. SEPTIEMBRE 2.011



Deseamos que comprendas lo que es verdaderamente la Vía Crística y Templaria. El Evangelio de Jesucristo, se refiere a la lucha sin cuartel entre las Luz y las tinieblas. Esto último, no es una persona  propiamente dicha, sino que siendo lo opuesto a la Unidad, es división y multiplicidad, es el principio del antagonismo en nuestro mundo dual y por eso le llamamos también el “Adversario”. El mundo actual, se encuentra bajo su poder tiránico, existiendo solamente unos oasis de Luz dispersados por el mundo. La línea divisoria se encuentra entre los discípulos de Cristo y los adeptos de Satanás. La gran masa de las personas “tibias”, sigue las consignas de Satanás, quien ostenta el poder del mundo, esclavizándolos con el dinero y obligándoles a adorarle en la figura el becerro de Oro.

La línea divisoria, pasa también por nuestra alma y mientras el Adversario ocupe posiciones de mando en ella, la Luz Crística muy difícilmente podrá mantenerse. Las tinieblas toman sus posiciones más fuertes en el apego al dinero y todo lo que él, en su parte negativa representa: El orgullo, la presunción, el amor a sí mismo, la lujuria, la gula, los vicios, la crítica, la mentira, los juicios temerarios, etc. Si éstos huéspedes ocupan nuestro corazón y si estamos llenos de las cosas de este mundo, es imposible que recibamos el Espíritu del Cristo, pues cuando una copa está llena, no puede recibir más. Por eso es imprescindible vaciarnos de las cosas de este mundo para que podamos conseguir el Espíritu del Hombre-Dios, Espíritu sin el cual, como nos dice tajantemente el apóstol Pablo, “no pertenecemos al Cristo”. Si estamos llenos de las cosas del mundo, pertenecemos al espíritu del mundo y no al Cristo, a pesar de todo lo que digamos, pensemos o sintamos, pues el Espíritu del Cristo es todo lo contrario: Humildad, pobreza y desapego de los bienes del mundo, austeridad y pureza en todos los planos. Entre los dos, existe un antagonismo tan irreductible que el Cristo dijo: “Los que no están conmigo están contra Mi”. Esto hace que muchos de los cristianos que creen de buena fe estar en el camino de Cristo, en realidad pertenecen al campo contrario.

El Cristo enseñó a sus discípulos, con el ejemplo de Su propia vida, un nuevo modo de vivir, un arte de vivir espiritual, con la posibilidad de adquirir aquí mismo la vida irradiante del Espíritu Divino. Abrió a los hombres el camino a la Divinidad, a los que guardan Su Palabra y siguen fielmente sus pasos, les ha dado el poder de llegar a ser Hijos de Dios.
  
Este poder está en el modo de vivir: “Buscad el Reino de Dios y Su Justicia”.... “No acumuléis tesoros en la Tierra, acumulad tesoros en el Cielo”.... “Trabajad para conquistar el Pan de Vida eterna”.... “Entrad por la puerta estrecha, pues la ancha es la de la perdición”.

La enseñanza de este arte de vivir espiritual, ha sido en parte recogida, y que en Mateo, van seguidas de 22 instrucciones complementarias y sobre todo en el Evangelio de Juan, donde el Cristo desvela la Vía del Conocimiento de Dios, la vía seca, directa, ígnea. Vía de austeridad, esfuerzo, sacrificios de purificación y dónde dice a sus discípulos: “El mundo os aborrece.... Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo que es suyo, pero porque no sois del mundo y porque Yo os elegí del él, por eso el mundo os odia”.

Querido hermano, querida hermana. Piénsalo bien y elige entre el Cristo o el mundo, pues el Cristo ya te ha elegido y te ha llamado. Ahora está en tu libre albedrío la decisión. ¿Le dices al Cristo SI ó NO?.

Non Nobis

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