EVANGELIO DÍA 15 DE NOVIEMBRE



Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. Vivía en ella un hombre rico llamado Zaqueo, jefe de los que cobraban impuestos para Roma. Quería conocer a Jesús, pero no conseguía verle porque había mucha gente y Zaqueo era de baja estatura. Así que echando a correr, se adelantó y para alcanzar a verle se subió a un árbol junto al cual tenía que pasar Jesús. Al legar allí, Jesús miró hacia arroba y le dijo: “Zaqueo, baja en seguida porque hoy he de quedarme en tu casa”. Zaqueo bajó aprisa y con alegría recibió a Jesús. Al ver esto, todos comenzaron a criticar a Jesús diciendo que había ido a quedarse en casa de un pecador. Pero Zaqueo, levantándose entonces, dijo al Señor: “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes y si he robado algo a alguien le devolveré cuatro veces más”. Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham. Pues el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido”.
(Lucas 19, 1-10)

MEDITACIÓN

Cuanto admiro, Jesús, Tu apertura de mente y corazón, tu equilibrio para acoger a cada persona sin confundirla con sus actos y ofrecer siempre una alternativa. No importa el pasado de Zaqueo, lo que importa es levantarse y tomar decisiones, comprometerse y alegrarse, porque sin mérito alguno hemos conocido al Señor y podemos cambiar.

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