EVANGELIO DÍA 3 DE NOVIEMBRE



Todos los que cobraban impuestos para Roma y otras gentes de mala fama, se acercaban a escuchar a Jesús. Y los fariseos y maestros de la Ley le criticaban diciendo: “Este recibe a los pecadores y come con ellos”. Entonces Jesús, les contó esta parábola: “¿Quién de vosotros si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las otras noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida hasta encontrarle?. Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros y al llegar a casa junta a sus amigos y vecinos y les dice: “¡Felicitadme, porque ya he encontrado la oveja que se me había perdido!”. Os digo que hay también más alegría en el Reino de los Cielos por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. O bien, ¿qué mujer  que tiene diez monedas y pierde una no enciende una lámpara y barre la casa, y busca con cuidado hasta encontrarla?, y cuando la encuentra reúne a sus amigas y vecinas y les dice: ¡Felicitadme, porque ya he encontrado la moneda que había perdido!. Os digo que así también hay alegría entre los ángeles de Dios, por un pecador que se convierte”.
(Lucas 15, 1-10)

MEDITACIÓN

Cuanta fuerza y amor expande Tu mirada, que hasta los más viles, ladrones y opresores se acercan a escuchar una palabra de tus labios. Nada hay eternamente perdido en el corazón del hombre que no puede resucitar ante Tu presencia. Yo también vengo a Ti con mis secretos, que sólo Tú conoces y ves y creo que Tu bondad puede reconstruirme y devolverme mi mejor yo y lo más bello que perdí.

© Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.011