LOS REYES MAGOS (II)



Cabe aquí resaltar la ciudad de Tarsis, tomada por los historiadores actuales por Tartessos.
                                           
        Esto es importante porque en una de las distintas leyendas sobre quiénes eran los Reyes Magos, se afirma que eran descendientes de Noé, y al decir que los reyes de Tarsis adorarán al Mesías, debemos de tomar nota de un escrito del historiador romano Flavio Josefo, el cuál afirmaba que los reyes de Tarsis eran descendientes de Noé.
                                               
Esta casta de magos, los medos, eran de religión zoroastriana, como hemos dicho, y tenían prohibido la magia y los hechizos, y por ello, todos sus conocimientos se centraban en saber leer los sueños y poder leer las estrellas, convirtiéndolos en grandes astrólogos y matemáticos.

         Llegados a este punto, si los Reyes Magos eran de nacionalidad diferente a la judía, qué les importaría a ellos el hecho de que naciese un niño, que sería rey de un país que no era el suyo. ¿Qué les movió para hacer tan largo y peligroso viaje?. Tal vez la respuesta esté en Daniel 2.1.19.

         El hecho que el profeta Daniel era un dignatario del gobierno real de Babilonia es muy significativo en nuestro estudio, porque solamente los principales funcionarios del gobierno o los altos líderes religiosos tenían acceso a los libros. No había imprenta en aquel entonces. Los tres Reyes Magos eran eruditos y por lo tanto tuvieron acceso a las escrituras de Daniel.

         Cuenta la Biblia, que en los tiempos del rey Nabucodonosor, éste tuvo un sueño horripilante enviado de parte de Dios, un sueño en el cual él no podía recordar los detalles y mucho menos su significado. El Rey congregó a todos sus “Magos”, incluyendo a Daniel, y demandó que le dijeran cual había sido el sueño y cual era su significado. Él amenazó a todos los Magos con la muerte de cada uno de ellos si no le decían lo que él había soñado y su significado. Mientras los soldados del Rey  empezaban a rodear a los Magos para matarlos. Daniel pidió que se concediera un día mas de prórroga.
       
         Esa noche, después de haber orado intensamente Daniel y sus tres amigos Ananías, Misael y Azarías, para que Dios les revelara el sueño a Daniel, Dios lo hizo, y el Rey Nabucodonosor perdonó la vida de Daniel, sus tres amigos y de todos los Magos.
                                    
         Este hecho fue muy recordado por la casta de los Medos, Magos. Este respeto fue lo que provocó que todos los Medos conocieran con exactitud los escritos del profeta Daniel, y se les otorgaban una credibilidad excelsa. Era realmente su salvador, y además el profeta Daniel les hablaba de alguien que vendría a la tierra, y éste sería el salvador del Mundo.
                                        
         Psicológicamente, si nos ponemos a analizar sus pensamientos, si el profeta Daniel había salvado sus vidas, y era tomado como un enviado de las estrellas, o mejor dicho, era protegido por un dios superior a los otros, pues los Medos era politeístas, y a pesar de las enseñanzas de Daniel, lo seguían siendo, mas consideraban al dios de Daniel como el más poderoso de todos, ¿cómo no considerar en alta estima el nacimiento de aquel llamado Salvador por Daniel, su salvador?.

         Esto hizo que los Medos estuvieran al tanto de las profecías de Daniel, 9:24.27, la cuál dice así: “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí…”.

         Se observa que la profecía habla de tiempos, setenta semanas, siete semanas, setenta y dos semanas. Por tanto, los Medos no tenían más que esperar y contar el tiempo que iba transcurriendo, hasta la fecha en que la profecía se cumpliese. Para poder leer con exactitud la profecía de Daniel, hay que saber que los judíos tenían una forma curiosa de medir el tiempo cuando hablaban de muchos años.


(continuará)

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