EVANGELIO DÍA 2 DE DICIEMBRE



Al salir Jesús de allí, dos ciegos le siguieron gritando: “¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!”. Cuando entró en la casa, los ciegos se le acercaron. Él les preguntó: “¿Creéis que puedo hacer esto?”. “Si, Señor”, le contestaron. Entonces Jesús les tocó los ojos y les dijo:”Hágase conforme a la fe que tenéis”. Y recobraron la vista. Jesús les advirtió severamente: “Procurad que nadie lo sepa”. Pero en cuento salieron, contaron por toda aquella región lo que Jesús había hecho.
(Mateo 9, 27-31)

MEDITACIÓN

La ceguera no les arrebató la fe. La oscuridad no les impidió gritar. La limitación no les condicionó los pasos para llegar a Jesús. Ante estos ciegos sin nombre, pero tan importantes para Ti, Señor, me avergüenzo de mis miedos y de mi falta de confianza al atravesar las dificultades de la vida. Y grito también como ellos: ¡Ten compasión de mi!.

© Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.011