EVANGELIO DÍA 21 DE DICIEMBRE



Por aquellos días, María se dirigió de prisa  a un pueblo de la región de Judea, y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se movió en su vientre y ella quedó llena del Espíritu Santo. Entonces, con voz muy fuerte, dijo Isabel: “¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres y ha bendecido a tu hijo!. ¿Quién soy yo para que venga a visitarme la madre de mi Señor?. Tan pronto como he oído tu saludo, mi hijo se ha movido de alegría en mi vientre. ¡Dichosa Tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!”.
(Lucas 1, 39-45)

MEDITACIÓN

Cuando veo a estas dos grandes mujeres encontrarse y transmitirse vida y alegría, siento la necesidad de encontrar verdaderos hermanos y hermanas en el camino de la fe, de la búsqueda, de la lucha, de los riesgos. ¡Señor!, necesito espacios que me reanimen, que me permitan ofrecer lo mejor de mi, que me recuerden quien soy y qué quiero vivir.

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