¡Bienvenid@ al 2012!: Mensaje de tu Ser Multidimensional (II)



Unificación Consciente

         La Unificación Consciente es el discernimiento e interiorización de la Unicidad y Unidad de la Creación. Falta poco para que la Humanidad comprenda que la galaxia que llama Vía Láctea es su hogar y su familia; y que Hermanos suyos son la totalidad de modalidades de vida y existencia que en ella hay. Igualmente, la Vía Láctea se encuentra estrechamente emparentada con las otras 32 galaxias con las que conforma el Cúmulo Galáctico en cuyo seno viaja por el Universo, que está asociado a otros Universos dentro de un colosal Multiverso que es parte de uno de los numerosos Omniversos en los que la Creación se desenvuelve y desarrolla. Todo configura un Único Cuerpo, una Única Naturaleza, tan Viva como Divina, en la que todo es suma de partes y forma parte de una superior, aunque cada parte es, a su vez, el Todo.

         Puedes visualizar la Unificación Consciente como una arteria infinita e invisible que une físicamente, a través del ADN, y espiritualmente, por medio del ADN y los Corazones, todas y cada una de las formas de vida existentes en la Creación: Planetas, soles, estrellas, sistemas solares, galaxias y la globalidad de las entidades y tipos de vida que colman y abarrotan los Universos, Multiversos, Omniversos y Dimensiones. Y así como el cuerpo humano dispone de un sistema circulatorio por el que discurren los nutrientes sanguíneos y linfáticos y se recogen los deshechos metabólicos, la Creación cuenta con esa especie de arteria por la que corre con potencia infinita la Energía Divina, vibración pura portadora de Vida y Conciencia. Y al igual que en el caso humano la sangre es bombeada conforme al movimiento rítmico del corazón, la Energía Divina es impulsada mediante las pulsiones cíclicas de los profundos latidos de la Creación, fluyendo siempre desde cada suma a las partes que la conforman, tanto arriba como abajo.

         Eso sí, mientras que los movimientos de sístole y diástole del corazón acontecen cada pocos segundos, los latidos de la Creación se miden, desde la perspectiva humana, por decena de miles de años. Dentro de cada Universo, son los Centros de los Cúmulos Galácticos –todos se hayan interconectados entre sí- los que recogen esas pulsiones cíclicas de Energía Divina y la propulsan hacia los Centros de las galaxias que los componen. Y los Centros Galácticos repiten, a su vez, el proceso y distribuyen la Energía Divina por los sistemas solares y astros de su respectiva galaxia. Así de natural y sencillo.

Regreso al futuro

         En este marco, hace aproximadamente 26.000 años, el Centro de la Vía Láctea hizo suya una de esas pulsiones cíclicas y, cual manantial cuántico, bombeó la Energía Divina por toda la galaxia a una velocidad similar a la de la luz, regando estrellas y sistemas solares. Dada la distancia existente entre el Centro Galáctico y el Sol, es precisamente ahora cuando tamaña oleada energética está a punto de arribar al sistema solar en el que la Madre Tierra vive. No por casualidad, lo hará cuando el Sol ha comenzado a pasar por delante de la Constelación de Acuario –lo que abre una era de cambios conscienciales, sociales y científicos- y en coincidencia con su entrada en el gran Cinturón de Luz de las Pléyades o Cinturón Fotónico y la finalización de un periplo cíclico de 26.262 años en torno al Centro de la Vía Láctea. En este formidable cuadro cosmogónico, que alinea al Sol con el Centro Galáctico, esa magna riada de Energía Divina llegará al Sistema Solar, la Tierra y la Humanidad a partir del solsticio de invierno de 2.012, tal como anunciaron antiguas culturas que por distintas vías accedieron a este conocimiento.

         Por tanto, lo que esas culturas hicieron fue un “regreso al futuro”. No formularon una profecía, ni vaticinaron el porvenir. Al contrario, miraron hacia el pasado y constataron lo acontecido hace 26.000 años, cuando el Centro Galáctico canalizó, hacia toda la Vía Láctea, la Energía Divina y de Amor proporcionada por un nuevo latido de la Creación. Eso sí, por la distancia física y la velocidad de propulsión, sus efectos en el Sol y la Tierra se harán notar a partir de lo que el calendario humano gregoriano marca como finales de 2,012. Y el Sol, gran ser vivo generador de vida, responderá a tanta efusión de Amor con profundas vibraciones de gran pureza.


(continuará)

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