EVANGELIO DÍA 31 DE ENERO



Se acercó un jefe de la Sinagoga que se llamaba Jairo, y al verlo, se echó a sus pies rogándole con insistencia: "Mi niña está en las ultimas, ven, pon las manos sobre ella para que se cure y viva". Jesús se fué con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre hacía doce años. Oyó hablar a Jesús y acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto pensando que con solo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de Él, se volvió en seguida en medio de la gente, preguntando: "¿Quién me ha tocado el manto?". La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: "Hija, tu fe te ha curado, vete en paz y con salud". Todavía estaba hablando , cuando llgaron de casa del jefe de la Sinagoga para decirle: "Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al Maestro?". Jesús acertó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la Sinagoga: "No temas, basta que tengas fe". No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la Sinagoga y entró donde estaba la niña. La tomó de la mano y le dijo: "Talitha qumi", que significa, Contigo hablo, niña, levántate. La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar. Tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase y les dijo que le dieran de comer a la niña.
(Marcos 5, 22-25, 30-33, 40-43)

MEDITACIÓN

Señor, admiro tu poder y misericordia . Me declaro discípulo tuyo, sólo junto a ti estaré seguro.

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