LA SÁBANA SANTA DE TURÍN (V)

En Marzo de 1.977, se celebró en EE.UU. un Congreso de científicos, investigadores del Sudario con participación de clérigos de muchas denominaciones y gran número de sabios, entre ellos el Dr. Robert Bucklin y el Prof. Joseph Gambescia. Los científicos eran de varias procedencias, como la US Atomic Energy Comisión, el Pasadera Jet Propulsión Laboratory, el Alburquerque Sandia Laboratory y la división de espectroscopia de Los Álamos Laboratory. El Obispo John Robinson, quedó muy impresionado por el calibre de los científicos y por la seriedad con que se plantearon la cuestión de la autenticidad de la reliquia. El físico Dr. John Jackson, el experto en aerodinámica Dr. Eric Jumper, explicaron que la imagen no se había creado por contacto directo con el cuerpo, sino por efecto de alguna emanación de éste.


El Dr. Jackson procesó luego una transparencia 7,5 x 12,5 cms. del Sudario, para obtener una figura en relieve tridimensional, con un analizador de imágenes Interpretation Systems VP-8, y se descubrió una anomalía curiosa, que deformaba los ojos con un abultamiento no natural, como si hubiesen colocado algo sobre ellos, hasta que se recordó la costumbre judía de cubrir los ojos del difunto con unas monedas o trozos de cerámica.








En 1.983, fallecido el rey Humberto de Italia, el Sudario pasó a manos del Vaticano y se autorizó una datación al Carbono. Intervinieron tres laboratorios: Universidad de Arizona en Tucson, el suizo Instituto federal de Tecnología de Zurich y el Oxford Research Laboratory.

La toma de muestras se hizo en secreto, aunque la Iglesia permitió la asistencia de representantes de los tres laboratorios. Los resultados de la prueba fueron anunciados en Turín por el Cardenal Anastasio Ballesteros el 13 de Octubre de 1.988 y horas después, el Dr. Tite del British Museum Research Laboratory que había supervisado el proceso y según los resultados, se calculaba con un 99%, que el Sudario debió fabricarse entre el 1.260 y el 1.390, con el escándalo consiguiente de que fuera una falsificación.

Fue curiosa la ambivalencia de la jerarquía papal. El Prof. Luigi Gonella, asesor científico del Vaticano, dijo que las pruebas no habían sido encargadas por la Iglesia y no se sentían vinculados por los resultados. Hubo muchos comentarios sobre posibles conspiraciones alrededor de las pruebas y que se habían sustituido las muestras del Sudario por otras, procedentes de una capa del siglo XIII y que el Dr. Tite había conseguido una Cátedra, en premio por ese servicio.

Otros autores dijeron que los resultados habían sido falseados por científicos en complicidad con la Iglesia. A pesar de todo esto, un científico norteamericano, hizo un descubrimiento que ponía en tela de juicio los resultados, y era que las dataciones al radiocarbono, están expuestas a errores de bulto si se produce la más leve contaminación, y que a pesar de las precauciones, hubo una contaminación desconocida en aquella época y que deriva de la propia naturaleza de la tela analizada.

(continuará)
 
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