EVANGELIO DÍA 18 DE MARZO



Dijo Jesús a Nicodemo: "Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en Él renga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a Su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen el Él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó Su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él no será condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. Ésta es la causa de la condenación. Que la Luz vino al mundo y los hombres prefirieron la tiniebla a la Luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que odia perversamente detesta la Luz y no se acerca a la Luz para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la Verdad se acerca a la Luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios".
(Juan 3, 14-21)

MEDITACIÓN

Señor, me inclino ante la inmensidad del amor que me tiene el Padre, dándonos a Su Hijo para nuestra salvación. Y alabo tu obediencia incondicional, entregándote a la muerte en la cruz. Señor, creo firmemente que has destruído mi muerte y aniquilado mi pecado. Me has curado.

Copyright. Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.012