EVANGELIO DÍA 8 DE MARZO



Mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino: "Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del Hombre va a ser entregado a los Sumos Sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de Él, lo azoten y lo crucifiquen, y al tercer día resucitará". Entonces se acercó la madre de los Zebedio con sus hijos,  y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: "¿Qué deseas?". Ella contestó: "Oedena que estos dos hijos míos, se sienten en Tu Reino, uno a tu derecha y otro a tu izquierda". Pero Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que Yo he de beber?". Contestaron: "Lo somos". Él les dijo: "Mi cáliz lo beberéis, pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a Mi concederlo, es para aquellos para quien los tiene reservado el Padre". Los otros díez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús reuniéndoles, les dijo: "Sabéis que los jefes de los oueblos los riranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros. El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del Hombre, no ha venido para que le sirven, sino para servir y dar Su vida en rescate por muchos".
(Mateo 20, 17-28)

MEDITACIÓN

Señor, ¿cómo hubiera reaccionado yo ante la petición de la madre, su pregunta y tu respuesta de los Zebedeos?. Entonces, como los demás, estoy dispuesto a beber el cáliz que Tu bebiste y así aprenderé a ser manso y humilde de corazón y a servir a todos mis hermanos.

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