EVANGELIO DÍA 3 DE ABRIL



Jesús, profundamente conmovido, dijo: "Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar". Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, el que Jesús tanto amaba, estaba reclinado en la mesa junto a Su pecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: "Señor, ¿quién es?". Le contestó Jesús: "Aquel a quién Yo de este trozo de pan untado".  Y untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: "Lo que tienes que hacer, hazlo en seguida". Ninguno de los comensales, entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús: "Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en Él. Si Dios es glorificado en Él, también Dios lo glorificará en sí mismo: Pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: Donde Yo voy, vosotros no podéis ir". Simón Pedro le dijo: "Señor, ¿a dónde vas?". Jesús le respondió: "Adonde Yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde". Pedro replicó: "Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora. Daré mi vida por ti". Jesús le contestó: "¿Con que darías tu vida por Mi?. Te aseguro que no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces".
(Juan 13, 21-33; 36-38)

MEDITACIÓN

Señor, yo te diría como Pedro: Daré por ti mi vida, pero soy débil a la hora de la verdad. No permitas que se endurezca mi corazón como el de Judas, que no confió en tu amor y tu perdón. Tu espíritu, me anima a levantarme y seguirte.

Copyright. Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.012