EVANGELIO DÍA 10 DE JULIO



Presentaron a Jesús a un endemoniado mudo. Echó al demonio y el mudo habló. La gente decía admirada: "Nunca se ha visto en Israel cosa igual". En cambio, los fariseos decían: "Éste echa a los demonios con el poder del jefe de los demonios". Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus Sinagogas, anunciando el Evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos, rogad pues al señor de la miés, que mande trabajadores a su miés".
(Mateo 9, 32-38)

MEDITACIÓN

Señor, al ver a las gentes de nuestro tiempo, también te compadeces de ellas, porque están extenuadas bajo el peso de sus errores, abandonadas de los falsos pastores que huyen al menor atisbo de peligro sin importarles lo que les ocurra. Tú eres el Pastor con el corazón más grande, con misericordia y poder sin límites, aportando remedios a todo mal, y también eres la respuesta para tantos que andan sin rumbo y cargados de sufrimientos. Aunque soy frágil, Señor, cuanta conmigo para lo que quieras.

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