EL CICLO DE NUESTRA EXISTENCIA





 Autor: Hno. A.L.+

                   En Juan, 4, 35-38, y de manera resumida, se nos aclara cuál puede ser el ciclo de nuestra vida, y si extendemos, por ejemplo a la fabricación del humilde y necesario alimento, que es el pan e indicamos todo el proceso de fabricación como se hacía hace no demasiados años, hasta que aparecieron las maquinarias agrícolas, era como sigue:
         1.- Uno dueños compraban el terreno.

         2.- A continuación se araba el terreno; era tarea dura y difícil,
               pues los surcos tenía que ser rectos y paralelos.
         3.- A continuación venía una de las tareas más difíciles de realizar,
               que era el sembrar con la mano, pues como nos dice
               el Evangelio, el sembrador tenía que extender la simiente
              de tal forma que cayera dentro del terreno, ya arado, y
               de tal forma que los granos tenían que caer de forma bien
               extendida, para evitar “calvas” o al contrario, que los
               granos cayeran muy juntos, disminuyendo el rendimiento.

         4.- Regar de tal forma que el agua, bien escaso, se extendiera
               por igual por todo el hazado.

         5.- Segar y formar los haces. Trabajo duro debido a la incomodidad
               de la postura y el sol pegando fuerte.

         6.- Barcinar, que consistía en cargar los haces sobre el carro
               reforzado con varales y llevarlo al lugar donde había que
               trillarlo, formando lo que se llamaba la parva.

         7.- Extender la parva y trillar.

         8.- Una vez trillada, había que rejuntar la para, en forma de
               montículo. Era un trabajo desagradable, ya que los tra-
               bajadores hacía de parapeto, llegándole el polvo de la tri-
               lla hasta el mismo cuello.
         9.-Aventar, es decir, echar al viento el grano y la paja, para
             separarlos.

         10.-Meter el trigo en sacos y mediante animales de carga,
               llevarlos al almacén correspondiente.

         11.- Del almacen, llevarlo al molino, para sacar la harina, por
                un lado, y el salvado por otro.

         12.- Del molino llevarlo al panadero, labor que había que hacer
                manualmente. Era una labor pesada, puesto que había
                que trabajar mucho la masa. A continuación, se llevaba
                al horno, encendido con leña, generalmente de pino.

         13.- Y ya por último, una vez cocido, se llevaba a la tienda pa-
                ra su venta.

         Hermanos, como habéis podido observar, me he detenido, quizá demasiado en las tareas de fabricación del pan, y lo he hecho a conciencia, pues si un alimento tan humilde requiere tal cantidad de trabajo y no fácil de realizar, cuanto de difícil será, incluso para el Padre Celestial el hacer que todo el Universo “funcione” tan increíblemente sincronizado. Supongamos que en las anteriores faenas, resulta que el dueño del terreno no encuentra cuadrilla de segadores; el estropicio es enorme, porque toda la labor se descompone retrasándose peligrosamente el resto de faenas, con la probabilidad de una corta pero intensa “gota fría”, de lluvia.

(continuará)

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