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La misión
de la Virgen. En una revelación en Bayside
(EE.UU.) en 1.972, María repitió que había escogido permanecer en la Tierra como Medianera entre
Dios y los hombres, pues treinta años antes en Heede (Alemania), había dicho:
“No esperéis milagros o prodigios. Trabajaré en secreto como poderosa
Medianera”.
Esto, y la revelación de los dos Corazones Unidos, dan un sentido luminoso al
versículo 17 del Apocalipsis XII: “El Espíritu y la Esposa dicen ¡ven!”, y
Jesucristo contesta en XXII, 20: “Si, vengo pronto”. Pues los Tres forma la Trinidad Divina del Reino.
Sin embargo, en Kerizinen, la Virgen Madre nos revela Su
misión: “Multiplicar los Hijos de la
Luz (otra referencia a Juan), agrupar los consagrados y los
fieles en un corazón y un alma, como en tiempos de Pentecostés, a fin de que
venga este tiempo el más bello nunca vivido en la Tierra , cuando Dios reinará
como Rey del Amor”. Este Reino empezará por un hecho tan resplandeciente como
inesperado, ya que a Dios le placerá confundir la soberbia de los impíos,
romper los obstáculos y derrumbarse los proyectos de los que impiden que se
haga la Luz ”.
Las Revelaciones de María, las muchedumbres no las
toman en serio, tampoco las autoridades eclesiásticas: “Se les reserva para un
grupo pequeño y dentro de este grupo, solamente para los que disciernen cosas
secretas. Dice María: “Obraré maravillas como nunca se han hecho en las almas
de aquel grupo pequeño que empieza a hacer mi Voluntad. Este grupo
pequeño, entenderá el mensaje correctamente y lo llevará a cabo. En todos los
países, existe ese grupo pequeño y estos grupos, han reconocido verdaderamente
mi posición como la Madre Admirable
y la Mediadora
de la Gracia ….Les
revelaré maravillas secretas (Heede). Los Dos Corazones Unidos en el Paráclito,
es la maravilla de las maravillas”.
(continuará)
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