APOCALIPSIS MARIAL (VII)




4)    La venida del Espíritu Santo. En Mayo de 1.958, María decía que todavía había esperanza para evitar el diluvio de fuego y de sangre, si el pobre mundo se asociaba a la oración entera del Verbo, para la venida del Espíritu Santo, porque: “El Espíritu Santo es la única fuerza de construcción frente a las destrucciones que amenazan al Universo. Es por el Espíritu Santo, que la virtud de la sangre del Cristo se ha derramado. Sólo Su efusión puede permitir sacar fruto de esta Sangre. El Espíritu Santo, actúa por Mi, que soy la distribuidora de las gracias, como Él es el distribuidor de los méritos del Cristo.
Pues mi hora ha llegado con la de mi Hijo, que es pues la del Espíritu Santo. Su obra es purificar y transformar, se comunica como el fuego, abrasando todo en poco tiempo”.
El Temple, desde el medioevo, espera la venida del Paráclito; muchos santos, entre los cuales Grignion de Montfort ha anunciado un Pentecostés de fin de los tiempos. El Papa Pío XII, el 8 de Diciembre de 1.954, hablaba también de una nueva efusión  del Espíritu Santo, que renovará a todos los soldados de Jesucristo.
El Espíritu Santo, dice María en 1.958, actúa por Ella, pero es lógico y verosímil que esta colaboración se refuerza en la recta final de la Parusía por la venida del Paráclito, el Ante Cristo, el que viene antes del Cristo, en conformidad con las palabras del Apocalipsis de Juan: La esposa y el Espíritu le dicen “Ven”. Una aparición del Sagrado Corazón en Kierizinen el 28 de Abril de ha precisado de forma luminosa quién es María y lo que hace: “No creéis bastante en Su papel en la historia de la salvación. Sin embargo, sin Ella, no podéis concebir ni construir vuestra vida espiritual, pues tiene su sitio y un papel determinado en la acción Divina para redimir a la humanidad y llevarla a participar en la vida de la Trinidad. Por tanto, no podéis acceder a la economía de la Redención, sin adquirir una posición para con Mi Madre”. Ella no se añade a la Redención, ésta es la misma Redención y es esencial en ella. Su devoción no es facultativa, es absolutamente necesaria. Componerla como un complemento Divino, vuestra Co-Redentora.
Revelación luminosa: María, es la parte femenina y Divina del Cristo y el Cristo, siendo la Encarnación del Verbo, María es la personificación de la Madre Universal participando con Él en la Creación, la Encarnación y la Redención.
(continuará)

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