EVANGELIO DÍA 26 DE MARZO



Jesús, profundamente conmovido, dijo: "Os aseguro, que uno de vosotros me va a entregar". Simón Pedro, hizo señas a Juan para que averiguase por quién lo decía. Entonces Juan, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: "Señor, ¿Quién es?". Le contestó Jesús: " Aquel a quien Yo le de este trozo de pan untado". Y untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: "Lo que tienes que hacer, hazlo en seguida". Ninguno de los comensales entendió a que se refería. Como Judas guardaba la bolsa, suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o para dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús: "Ahora es glorificado el Hijo del Hombre,  y Dios es glorificado en Él. Si Dios es glorificado en Él, también Dios lo glorificará en sí mismo: Pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero como le dije a los judíos, os lo digo ahora a vosotros: Dónde Yo voy, vosotros no podéis ir". Simón Pedro le dijo:"Señor, ¿adónde vas?". Jesús respondió: "Adónde Yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde". Pedro replicó:  Señor, ¿por qué no puedo acompañarte hora?, daré mi vida por ti". Jesús le contestó: "¿Conque darás tu vida por mi?. Te auguro que no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces".
(Juan 13, 21-33; 36-38)

MEDITACIÓN

Señor, yo soy ese Judas que te ha traicionado tantas veces, pero no quiero, como Judas, desconfiar de tu misericordia y tu perdón. Como Pedro, yo quiero dar mi vida por ti y aunque soy débil, lloraré mis pecados, iré al encuentro de tu mirada de amigo y siempre seguiré tus pasos.

Orden del Temple, 2.013