LA SABIDURÍA E INTELIGENCIA ESPIRITUAL EN EL CAMINO HACIA EL AMOR DE DIOS (IV)



Autor: Hno. M.A.R.+

No es justo pensar que la sangre de Jesús y el sufrimiento del Calvario y en un sentido más profundo la propia oblación interna de Cristo obediente con vistas a la redención, no fuesen necesarias, incluso para mi, y que para nosotros estuviera destinada sólo una gota de Su sangre o una parte de Su Pasión. No, Dios no se divide. Cristo no se divide, ni Su Pasión si Su sangre, ni Su sacrificio, ni Su amor.
Aunque sólo hubiese existido un hombre en la Tierra, hubiera sido igualmente necesaria toda la Pasión para salvarlo,  para hacer de él un Hijo De Dios y conducirlo a la visión beatífica del Padre. Debemos comprender esto si queremos saber hasta que punto le pertenecemos y nos pertenece.
No se trata de una ambición desmesurada ni de una loca imaginación, probar lo que Santa Teresa sentía en sus éxtasis, creía que Cristo, su Dios, se ocupaba enteramente de ella. No, ésta es una intuición muy profunda del misterio de la simplicidad Divina que se entrega siempre por completo. ¡Cuando pensamos en nuestra pequeña existencia y tomemos conciencia de nuestro ser como persona e individuo, de nuestro yo, podremos creer que somos verdaderamente que somos el centro de todo!. Estamos en el centro del tiempo: El pasado es lo que era antes de nosotros; el futuro, lo que será después de nosotros y el centro del mundo está necesariamente donde estamos nosotros. La cosa es igual en lo que se refiere a nuestras relaciones con Jesucristo, sepamos, pues, colocarnos "en el centro de Su amor" y como lo poseemos enteramente, estaremos en la Verdad.
Nuestra sensibilidad e imaginación, nos llevan a pensar diversamente porque se oponen a esta visión de fe, que nos coloca verdaderamente en el mundo de Cristo, superando todo lo que podemos pensar e imaginar. Deberemos entonces aprender a conocer a Jesucristo cada vez más y mejor. ¿Cómo continuaremos amando, o mejor, creciendo en el amor si no crecemos "con toda la sabiduría e inteligencia espiritual en aquel que amamos" (Colonenses, 1,9). La necesidad y el deseo de conocer a Cristo, es uno de los primeros signos del verdadero amor.

(continuará)

Orden de Sión+++